Es
como le consideró Calvo Sotelo a Felipe González, cuando
todavía el líder del PSOE estaba en la oposición. Desde
entonces, han sido muchas las vueltas que ha dado el Mundo y
muchos los problemas que Felipe González ha tenido que
afrontar, pero siempre, en los momentos favorables y en los
que no lo eran tanto, dio la talla, estuvo a la altura y
ahora, en un asunto que podría haber esquivado, como es el
viaje a Venezuela, para defender a los presos políticos, da
la cara y entra en un terreno que el “inmaduro” del
presidente venezolano le pone resbaladizo.
Experiencia y efectividad, sentido
común y vista de lo que es necesario para su país, le han
venido acompañando a Felipe González, desde aquella reunión
de Suresnes, cuando acuñó la ya famosa “Somos socialistas,
no marxistas”, que le abrió, por méritos propios el paso a
ser uno de los grandes líderes de la Europa de finales del
pasado siglo.
Con Felipe González y con la
transición bien orientada ya, España marchó con él muy bien,
no todo fue un camino de rosas, pero siempre supo dar la
cara y cuando tenía que rectificar algo o retroceder, no
tuvo inconveniente alguno en hacerlo y pasar de aquel:”OTAN
de entrada no”, a haber entrado España con él al frente del
Gobierno, en esta organización.
Lo de Venezuela no va a ser nada
fácil para él, a pesar de que su prestigio como estadista
está haciendo reflexionar en ese país a muchos que estaban
muy cercanos a Maduro y es el propio Maduro el que
valiéndose de sus seguidores a ultranza, en las redes
sociales, ha lanzado esa consigna de “Felipe fuera de aquí,
Venezuela se respeta”, o “Felipe, eres no grato”.
Mirándolo bien y sin pasión de
ningún tipo, Maduro podría ser un juguete a medias de
romperse en un cara a cara con Felipe González, cara a cara
que no se va a producir, desde luego.
Ya se ha reunido Felipe González
con familiares de esos presos políticos como son el alcalde
de Caracas y otros más. Y nada le hará retroceder de su idea
inicial, al que fuera presidente del Gobierno de España,
durante muchos años, años en los que España cambió una buena
parte de su imagen. Guste o no guste a muchas personas.
Y hoy, aunque no seamos
socialistas, yo no lo soy, no podemos tener nada en contra
de esta actitud y creo que todos los que siempre tuvimos
preocupación por aquellos a los que no les llegaban los
principales derechos, debemos tener un gran agradecimiento
al ex presidente de nuestro país, Felipe González, que ha
sabido ver lo que hay en otras partes y ha sabido calibrar
lo que pueden ser y son ciertas corrientes de izquierdas que
van buscando el totalitarismo.
Buen trabajo el de Felipe
González, que no dudo de que a su regreso a España, también,
tendrá que echar una mirada a su PSOE, especialmente a esa
corriente que está haciendo guiños a lo más radical de las
izquierdas que pululan por aquí.
Y hoy, cuando estamos en una
situación, en la que parece que determinadas corrientes van
hacia el “todo vale”, bueno sería que las posturas políticas
no se dejaran llevar por ciertos cantos de sirenas que
atraen al terreno de nadie o a los lugares que más peligros
muestran. También en Venezuela, Felipe González vuelve a
mostrarse como un auténtico hombre de Estado. Su lección la
debiera recoger alguno de sus sucesores.
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