Otra vez mal y tarde. El Ministerio de Educación, fruto de
lo que parece ser una decisión tomada de un día para otro,
decide alterar en profundidad la oferta de Bachilleratos
existente en la Ciudad. Y lo hace como últimamente:
recortando, disminuyendo, agrupando. Siempre a menos. Ni
contraprestaciones ni mejora de la calidad. Y si
difícilmente puede justificarse la decisión, menos aún las
formas.
Si se justifica la supresión de los Bachilleratos en el
número reducido de alumnos que tenían ¿por qué no se anunció
esta decisión hace meses? ¿por qué no se suprimen
progresivamente permitiendo a los actuales bachilleres
terminar allí donde se les permitió empezar? No hay menos
alumnos que en los últimos cursos. Y si un número reducido
de matrícula justifica reducciones, ¿por qué las elevadas
ratios no concluyen en desdobles o incrementos de plantilla?
Un curso de bachillerato de quince alumnos es insostenible
para este Ministerio; un curso de bachillerato de más de
treinta, parece la situación ideal. Más bien, otra vez,
parece que, desde Madrid, buscan razones para disminuir la
inversión educativa en la Ciudad porque, insistimos, no hay
ninguna contraprestación. La crisis terminó pero tendremos
diez profesores menos, no diez profesores destinados a otra
finalidad.
Y la decisión se toma sorpresivamente (no es la primera
vez): sin anuncio previo, comenzado el mes de junio, cerrada
hace unos días la matriculación en los Bachilleratos,
resuelto el concurso de traslados -más de un profesor se va
a encontrar que la plaza que hace unos meses le ofertó el
Ministerio y que solicitó, ahora ha sido prácticamente
suprimida-... El Ministerio no hace gala de respeto a sus
Institutos -y nuestros-, ni a sus profesores, ni mucho menos
a nuestros hijos y sus familias que son la razón última de
su propia existencia.
¿Qué papel juega la Dirección Provincial de Educación? Mal
si conocía con antelación esta decisión y aún peor si ni
siquiera la conocía. ¿Qué papel la Delegación del Gobierno
que en los últimos tres años se ha empeñado, como nunca, en
controlar la gestión de la Educación en la Ciudad? ¿Este es
el resultado de su intermediación con Madrid? ¿Cuál es el
papel que debe jugar el Gobierno de la Ciudad? ¿Sordo y mudo
en un tema que, al parecer, no es de su competencia?
¿Cuántas veces en los últimos años ha tenido que sacar las
castañas del fuego, con nuestro dinero, al titular de las
competencias educativas en Ceuta? La Ciudad hace obras que
corresponden al Ministerio, tiene que dar soporte financiero
a los comedores escolares del Ministerio, ofrecer libros que
no aporta el Ministerio y tiene que terminar cubriendo
plazas laborales, de plantilla o no, que todos consideran
necesarias en Colegios e Institutos pero que el Ministerio
no está dispuesto a pagar. ¿Y esta colaboración a cambio de
qué? Firmamos un Convenio con el Ministerio de Educación,
titular de las competencias, y mientras éste lo financia con
medio millón de euros, la Ciudad pone millón y medio.
Significativa defensa de los intereses de la Ciudad en una
cuestión que “no es de su competencia”.
¿Cuántas veces nos han vendido las ventajas que supone que
el mismo partido que gobierna la Nación gobierne en la
Ciudad? Algo debe de decir el Partido Popular de la continua
reducción de la inversión educativa en la Ciudad y de sus
catastróficos efectos que padecemos todos: padres, alumnos,
profesores y la sociedad ceutí en su conjunto. Miren las
cifras de fracaso escolar y la falta de cualificación de
nuestros jóvenes desempleados. Sólo encontramos de su parte
silencio cómplice o, peor aún, justificación servil.
Al Ministerio de Educación le viene grande la Educación.
Curioso. Desde que se generalizaron en el 2002 las
transferencia en esta materia, al Ministerio se le atraganta
cada vez más la gestión directa del puñado de Colegios e
Institutos que le restan. Ceuta y Melilla podrían haber sido
niñas mimadas para este Ministerio, una escaparate de lo que
el Gobierno de España querría en materia de Educación para
el resto de Comunidades Autónomas. Nada más lejos de la
realidad.
Es a nosotros a quienes les importa la educación de nuestros
hijos, es a nosotros a quienes corresponde tomar las
decisiones que a ellos afecta, somos nosotros los que
tenemos que decidir los recursos que les destinamos.
Insistimos, es hora de plantearse seriamente (CIUDADANOS ya
lo ha hecho) el solicitar la transferencia de la gestión
educativa para la Ciudad. Pero antes, habrá que pasarle
cuentas al Ministerio de Educación.
*Equipo Cultura y Educación
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