Hoy lunes se cumple un mes de lo que ha sido la historia de
la entrada más mediática de un inmigrante en España en los
últimos años: la del pequeño Adou escondido en el interior
de una maleta.
La historia podría escribir este lunes uno de sus últimos
capítulos si la madre del pequeño Adou, Lucie Ouattara,
consigue llevárselo desde Ceuta hasta Puerto del Rosario (Fuerteventura),
después de que las pruebas de ADN hayan confirmado que ella
y Alí son sus padres biológicos. Mientras tanto, Adou juega
y se divierte en el centro de menores del Mediterráneo,
donde vive completamente ajeno a todo lo que sucede a su
alrededor. “Sólo quiere jugar y pasárselo bien, como
cualquier niño de su edad”, ha dicho la jefa del Área de
Menores, María Antonia Palomo.
La jueza del Juzgado de Instrucción número 5 de Ceuta, que
instruye el caso, tiene sobre la mesa esta petición para
determinar la libertad condicional del padre, previo pago de
una fianza de 5.000 euros que reclama el ministerio público.
La ‘gran olvidada’ de todo es la joven marroquí Fátima, de
19 años, que sigue encarcelada en Ceuta también acusada del
mismo delito que el padre de Adou pero de la que nadie
apenas habla, como si de un papel secundario se tratara.
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