El presidente en funciones de la
Ciudad Autónoma, Juan Vivas, ha ofrecido hoy en el Salón del
Trono del Palacio de la Asamblea una recepción a la
promoción de 1965 del Curso Preuniversitario (el antecedente
de lo que más tarde fue COU), que, 50 años después, se
reúnen estos días en Ceuta.
El presidente ha recordado
escenarios, personajes y costumbres de la época, lugares
como el Canarias, el Campanero, La Campana, Casa Lola, los
pollos del Baviera, “el inconfudible olor” a almendra
garrapiñada del paseo de las Palmeras, los pulpos de la
Almadraba o los zapatos ‘Gorila’; situaciones como la de
esperar el barco con el correo en la bocana con el sonidos
de los bocinas de los coches, las despedidas en el puerto
con pañuelos, las llamadas de teléfono como telefonista y
demoras de cuatro y cinco horas, los partidos de fútbol en
la calle que se interrumpían al grito de “agua” como pasaba
un coche, o los guateques y discotecas como el ‘Whisky a
gogo’ o el River; y personas como Paco ‘Bigotes’. En
definitiva, “ese museo de las pequeñas cosas que nos hacen
llorar y que tenemos la dicha de volver a disfrutar a través
del recuerdo” porque es un momento “irrepetible”, razonó
Vivas.
El presidente no se olvidó de
otras costumbres de la época que aún perduran como los
pinchitos y el té de Benzú, la Semana Santa o la Virgen de
África, que “cada 5 de agosto dirige su mirada piadosa a la
otra orilla y que lleva sobre el regazo la paz, la
concordia, el perdón y el amor”. “Todo eso forma parte de
nuestras vidas y tenemos la fortuna de recordarlo con los
amigos”, agregó. Pero aunque haya escenarios o costumbres
que no se mantienen, lo que aún perduran –continuó– son “las
esencias” de este lugar de encuentro único en el mundo y al
que nadie puede ganar en el amor a España. Un sentimiento,
el patriotismo, que “seguimos llevando en el corazón, en las
calles y en la cotidianidad” y que sigue siendo “nuestra
principal razón de ser”.
Vivas también tuvo un recuerdo
para los padres, para una “una generación de españoles
fenomenales, que a base de muchas sacrificios, renuncias y
esfuerzos crearon las condiciones para que nosotros en la
madurez pudiéramos elegir el camino de la libertad sin ira”,
sin cuyo esfuerzo y sin su trabajo eso que nos tocó vivir
hubiera sido imposible”.
Por último, señaló que
“debemos sentirnos satisfechos de lo que hemos contribuido a
la sociedad y de lo que nos ha tocado vivir: la llegada de
la democracia, la apertura de España al mundo, el progreso y
el bienestar generalizados, la caída del Muro de Berlín o la
revolución de Internet”. Por eso, “lo vivido debe ser el
principal motivo para la esperanza” porque “aunque haya
problemas e incertidumbres estoy convencido de que vamos a
salir adelante con el concurso de todos”, concluyó.
|