Nuestro autor de hoy, el
historiador Pierre-Jean Luizard, además de ser especialista
en Oriente Medio e investigador en el CNRS, es autor de
varios libros sobre Irak. En la obra que reseñamos, “La
trampa Daesh (El Estado Islámico o el retorno de la
historia)”, disponible hasta el momento en inglés y francés
y editada el pasado febrero, el profesor Luizard investiga
el funcionamiento del “primer Estado salafista en
reivindicarse como tal”, destacando con perspicacia tanto
“su dimensión histórica (la proclamación del califato es
clave) como “las trampas que tiende a los países
occidentales”. En su opinión, “El Estado Islámico sería un
advenedizo que tiene en sus fines implicar a Occidente en su
guerra”, un Occidente por lo demás “sobrearmado pero
desprovisto de proyecto político”.
Y ahí, en nuestra falta de “proyecto político” cara al
bloqueo y eliminación del islamismo radical, incluso dentro
de nuestras tolerantemente estúpidas sociedades
occidentales, al yihaterrorismo en sí mismo y al caos que
hemos contribuido a crear en Oriente Medio, radicaría a
juicio de este escribano del limes parte de las causas de
nuestro fracaso. Si a ello añadimos la casuística profunda y
estrictamente endógena que alienta la guerra civil en la que
actualmente se desangra el Islam, lo que algunos autores
llaman en referencia al EI “El interminable conflicto
musulmán” (último vol. de Política Exterior, nº 164), el
horizonte que se perfila en el futuro inmediato es
francamente inquietante.
Buscando la perspectiva histórica, el profesor Luizard
apunta que para comprender la fulgurante aparición e
implantación del Estado Islámico en Irak y Siria, “hay que
remontarse al proceso de desmenbración del Imperio Otomano y
la creación de los Estados-nación árabes bajo mandatos
europeos”. Efectivamente, esa es una parte del análisis, la
exógena. Pero la inestabilidad política, consustancial y
crónica al Islam, sería la otra, junto con la aparente
incapacidad de esta peculiar fe para encarar el modernismo y
la globalización. Un manual religioso medieval no parece la
mejor “Hoja de Ruta” para adentrarse en el siglo XXI...
¿La diferencia estratégica entre Estado Islámico y Al Qaïda?
Partiendo de su común denominador terrorista, EI ha apostado
por la creación de un estado, rasgo de identidad que lo
separa de la organización fundada por Osama Ben Laden,
inicialmente financiada por Arabia Saudí, con apoyo
logístico paquistaní y cobertura política estadounidense....
Hoy día EI controla un vasto territorio y dispone de
ingentes recursos financieros.
En enero pasado, Luizard sostenía que “una parte nada
desdeñable de los musulmanes sunnitas de Irak y Siria apoyan
al Estado Islámico”.
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