Cuesta trabajo comprender como,
tras muchos meses, anunciando que el paro ha descendido,
miles y miles de personas siguen unos números iguales que
hace meses, con lo que al ver el resultado de todas esas
bajas te encuentras con que la cifra de los cuatro millones
va a costar sudar sangre poderla rebajar.
¿Cuántos parados ha llegado a haber en España, allá por los
años 2008 o 2010?. Dudo mucho que alguien lo sepa y quienes
controlaban, en aquellos momentos, todos los números reales,
no lo van a decir, porque sería echarse a sí mismos un
borrón, en toda la serie de “leyes progres” que iban
sacando, sin haberse preocupado de lo que quedaba detrás de
esa progresía barata.
Y Ceuta no podía estar ajena a esta lacra del paro, con la
particularidad de que mientras en otras partes se habla de
descensos, aunque sean raquíticos, aquí se nos da, ahora
mismo, una subida del 1,01% en un año.
No me lo puedo explicar y mucho menos que en estos 18
kilómetros cuadrados estén sin trabajo 13.375 personas.
Esta es la cifra de desempleados en Ceuta, y ni “plan de
empleo”, ni gaitas de ningún otro tipo sacan de la escena
unas cifras que, además de alarmantes, son vergonzosas,
porque marcan la auténtica realidad de lo que es la Ceuta de
hoy.
Creo que a cualquiera de nosotros nos agradaría mucho más
hacer poesía, aunque fuera de esa barata que venden algunos
por ahí, siendo políticos pero disfrazados de poetas, pero
con esto no se debe jugar y los constantes planes de empleo
me empiezan a parecer “pan para hoy y hambre para mañana”
porque es “colocar”, durante unos pocos meses, a unas
personas en un lugar, para que estén ahí. No se valora si
cualquiera de estas personas está rindiendo en aquel lugar
en el que les han colocado, con lo que al terminar los meses
esos del plan de empleo se van a la calle tanto los que
estuvieron haciendo bien su trabajo como otros que fueron
allí por ir, sin más.
Particularmente, creo que esa perspectiva del plan de empleo
es añeja y sin demasiado sentido, aquí lo único que parece
interesar a algunos es darle a cualquiera “dos peces”, sepa
o no sepa pescar luego, en vez de enseñarle a “pescar” y, a
partir de ahí, que tenga trabajo permanente, porque sabe
producir donde está trabajando.
A lo largo de los últimos meses, vengo viendo en el
Instituto “Siete Colinas” una serie de personas del plan de
empleo a quienes destinaron a este centro. Y me agrada poder
decir que aquellos a los que he conocido ahí saben estar en
su puesto de trabajo, atienden perfectamente ese puesto de
trabajo y constantemente están en el lugar que les
corresponde. Por desgracia, todos ellos, igual que otros que
no hayan cumplido, en absoluto, irán a la calle, de aquí a
muy pocos días. No lo puedo comprender.
Llegados a este punto, a nadie puede extrañar que más de uno
diga, “si me van a dar lo mismo, trabajando mucho que no
haciendo nada, no hago nada”, con lo que ese dinero mal
aprovechado, no digo tirado, porque el que entra en este
plan de empleo necesitaba ese trabajo, pero si hubiera el
aliciente de poder quedarse para siempre, haciendo las cosas
bien, eso ya sería rentable para todos.
A partir de aquí no sé cual será la opinión de alguno de los
sindicatos, especialmente de los de clase, que lo único que
propugnan es controlar ellos eso, por encima de todo.
Prefiero, por lo menos hoy, no hablar más del paro y hablar
de sindicatos, porque el mundo sindical que hoy vivimos ha
perdido tanto prestigio que decir sindicalista o decir
político, para muchos, es estar utilizando términos
sinónimos. Es lo que creo y digo.
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