Continuando con la somera pero
interesante bibliografía sobre el Estado Islámico que ayer
les adelantaba, reseñaremos hoy el libro de Nicolas Hénin el
cual, bajo el sugestivo título de “Academia de la Yihad”,
nos muestra a juicio del autor (con el que por lo demás
comparto buena parte del análisis) los errores de Occidente,
tácticos y estratégicos, a la hora de abordar el último
modelo de yihaterrorismo en boga de EI, poco que ver salvo
el objetivo final con las tácticas de macroatentados de Al
Qaïda. El Estado Islámico busca (y ha conseguido) ocupar
terreno, implantar un modelo estatal en nombre de la sharia
y proclamar el califato.
Antes de proseguir señalemos que Hénin, periodista de raza y
con gran experiencia sobre el terreno en Siria e Irak
asistiendo a la caída de Bagdad (tercera guerra del Golfo) y
a la toma de Raqqa, estuvo secuestrado por EI durante más
diez meses en el frente sirio junto a otro compañero, David
Haines, siendo liberado en abril de 2014, lo que da un valor
añadido (aquí no ha habido “síndrome de Estocolmo) a su
libro.
En el mismo, mantiene dos tesis:
Si por un lado la amenaza yihaterrorista (la denominación es
mía) nos ha “rattrapés” (atrapado, sic), por otro “con la
invasión de Irak en 2003 y la no-intervención en Siria
después de 2011, hemos alimentado la radicalización”
(islamista). Hénin denuncia “nuestra incapacidad de producir
un contra-discurso” (seguimos de acuerdo), preguntándose
además sobre “¿Cuál es la responsabilidad de nuestras
sociedades en la fabricación de estos nuevos yihadistas?”.
Sin duda, la sentencia definitiva de Hénin es cuando carga
contra Occidente acusándolo de contribuir al fracaso de la
lucha antiterrorista (una realidad políticamente incorrecta
de asumir, pero ahí queda) “por sus errores y su inacción”
(sic). Otra cosa es caer en el complejo de culpabilidad,
pero sin duda (Hénin lo sabe y bien) nos falta coraje
político (sobra en Europa la “quinta columna”, esa sería la
primera medida pasiva) y resolución militar.
En una reciente entrevista con Pascal Boniface a propósito
de su libro, publicada el pasado 30 de abril, Hénin acusa
tanto a Bachar al-Assad como al Estado Islámico (si bien
cada uno con medios diferentes) de eliminar la oposición
propia llamemos “moderada”. Por ejemplo la aviación de Assad
no bombardeó las posiciones del EI hasta la caída de Mosul
en el verano de 2014, contentándose hasta la fecha con
machacar los magros efectivos del Ejército Libre Sirio. En
cuanto al nacimiento del Estado Islámico, Hénin aporta una
fecha clave: febrero de 2013, con el “reajuste mediático”
por Estados Unidos de la figura de Zarkaoui. Un oportuno
apaño.
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