El 24 de mayo de 2015 puede que
sea el punto de arranque para iniciar ese “Camino de Pasión”
por parte del PP y otro camino, con casi todos los demás, en
juego, rumbo a no sé donde.
No voy a ser yo quien diga que esto se veía venir, porque, a
pesar de la “chulería” que en los últimos años hemos visto
en los grupos de poder, nunca creíamos que, de la mano de
Rajoy y el grupo más cercano a él, un partido con más de
once millones de votantes podría resquebrajarse, como se ha
resquebrajado.
Y ahora, volviendo la vista hacia atrás, uno se da cuenta de
que todo el ambiente de corrupción que ha salido a la vista,
ni quiso, ni supo, ni pudo atajarlo el partido que lidera
Mariano Rajoy, más bien “dio alas” a muchos caciquillos de
“tres al cuarto” para que hicieran mangas y capirotes, con
tal de que lograran unos votos más y en Génova se hicieran,
en sus números, con otra alcaldía más, aunque fuera la de un
pueblo de 400 habitantes y con un rajamantas al frente de
esa alcaldía. Lo único que importaba era sumar y en esa suma
iba la parte proporcional de corrupción, que o se ignoraba o
no se miraba para ella. Es cierto que en otras partes
también la hubo, pero en el PP ha sido de unas dimensiones
tan grandes y ha sido tan galopante que ha hecho saltar
hecho añicos al propio partido, ahora mismo.
El pasado domingo se ha visto, a pesar de que, todavía, hubo
más votos a favor del PP que de cualquiera de los otros
partidos, pero ahora viene lo siguiente y es que muy pocos
hay, en estos momentos, salvo que sea del propio PP que esté
decidido a unirse al partido del Gobierno, porque saben que,
al menos hoy, pactar o aliarse con el Partido Popular es una
rémora que les puede llevar, durante muchos años, a ser,
también, mal vistos.
Y en la sede de Génova están sin saber qué hacer, por un
lado porque los que siguen mandando no tienen las luces
suficientes para “saber lidiar ese toro” que les ha salido
“al ruedo” tras las elecciones, autonómicas y municipales.
Además, los que vienen siguiendo los pasos de Rajoy, de
Guindos y toda la patulea que ocupan los puestos de
Gobierno, ni les abren la puerta, ni tampoco ellos querrían
asomar un poco más la oreja, con lo que o visten a San
Isidro de domador de leones, a la Santina de la Dama de
Elche y al propio Rajoy de Campeón del Mundo de parapente,
para dar un cambio total a la situación, o las elecciones de
diciembre van por el mismo camino que han ido las del pasado
domingo, rumbo a la ingobernabilidad, o a la gobernabilidad
desde estratos sin formación de Estado, sin cuadros de
mandos e ignorando lo que es la realidad de la España de
hoy.
Y es que ahora mismo, con el PP aturdido, nos acabamos de
encontrar con un PSOE que no sabe por donde se anda, capaz
de pactar con el diablo para que toda la pandilla del nuevo
secretario general del partido pueda empezar a “tocar pelo”,
al precio que sea, eso unido a la tormenta que se cierne
sobre Andalucía, donde si gobierna la persona que ganó las
elecciones, sin mayoría absoluta, mal y si se repiten las
elecciones, todavía peor.
Con esto, a grandes rasgos, sin entrar en los diversos
puntos, comarca a comarca, los próximos meses pueden ser de
infarto para unos, de hambre de poder para otros y de falta
de tranquilidad para quienes querrían tener un puesto de
trabajo.
El”zapaterismo”, ya muy alejado y, más tarde, “las reformas”
de Rajoy, nos han traído esto que es la punta del iceberg
cara al futuro.
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