Hoy es un día cómodo para aquellos
que, día a día, nos dedicamos unos minutos a opinar sobre la
marcha, especialmente, política de nuestras tierras. En
todos esos días, excepto hoy, solemos encontrar tema de
crítica, en partidos políticos, en las primeras cabezas de
esos partidos o en tratos y contratos, buscando tocar
maqueta y, por ende, entrar en el grupo de los que pueden
mandar.
Por una vez, hoy, vamos a tocar otros asuntos que, también,
tienen y traen sus polémicas, con tanta o más pasión que la
misma política, me refiero al fútbol y, dentro de él, al
equipo enseña, a nivel nacional y a nivel mundial, como es
el Real Madrid.
Y es que, esta temporada, el Real Madrid ha tocado fondo, en
los últimos meses, cuando, durante los meses de octubre y
noviembre, parecía que iba a ser el año de más gloria, en su
historia. De hecho, lo estaba siendo, pero por un lado
varias lesiones, muy discutidas, y por otro las muchas vacas
sagradas ante un buen técnico pero con poco mando, han hecho
que esa andadura, de 22 partidos consecutivos sin perder, al
final, no hayan servido de casi nada y ahora mismo, en el
final de la liga, con el segundo puesto en la clasificación
final ya ha sido bastante, además de quedar sin final de la
Copa del Rey y sin final de la Champions.
Es lo que hay y es lo que hubo. Lo que habrá es que en el
banquillo se sentará un nuevo inquilino y la problemática
que se plantea ahora es si se necesita un técnico de mano
dura o si se necesita un dialogante, que permita entrenar
como a cada uno de esos niñatos, descontentos del trabajo,
les guste más, o yendo más lejos, si son los jugadores los
que van a controlar la marcha del club, eligiendo quien será
su técnico.
Cualquiera de las cosas que haga ahora el presidente va a
acarrearle problemas, porque tanta vaca sagrada, tanto niño
adinerado y mal educado cree que cuando han tocado el cielo,
con sus conocimientos, está capacitado para mandar y
controlar la propia sociedad que les paga y que les paga muy
bien.
La “limpia” se hace necesaria en este club, y es mejor estar
dos años sin ganar nada, pero con orden y disciplina en la
entidad, que no lograr triunfos cuando se lo quieran currar
estos niñatos, y ser ellos los que dominen un club tan serio
como es éste.
Hace dos temporadas, con el técnico portugués, Mourinho, que
no toleraba ingerencias en su labor, no se ganó nada, porque
un grupo de los “niños pera” de esa plantilla se le encaró y
en vez de haber mandado a la calle a esos niñatos se
decantaron por cambiar de técnico.
A primera vista, aquello había sido positivo, pero sólo en
apariencia, porque ahora mismo, aunque por otros derroteros,
la “poda” hay que hacerla, y aunque la pasada temporada se
ganó “la décima”, esa décima fue una simple cortina de humo
que estuvo tapando otros problemas que afloran ahora.
A estas horas, ni sé, ni me preocupa cuales serán las bajas
en Chamartín para la próxima temporada, pero si no actúan,
desde arriba, con mano dura, sin que le tiemble el pulso al
propio presidente, al próximo año podríamos estar igual que
ahora mismo.
Desde más de 60 años de madridismo que he vivido, mi idea es
que las vacas sagradas sí, pero bajo una disciplina, un
orden y un control, como todos los demás, si no, se les abre
el camino y que naveguen, con la certeza de que otro club
como el Madrid no van a encontrar, ni en España, ni fuera de
ella.
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