Y en el momento justo, porque lo
que no se puede tolerar, estemos o no estemos de acuerdo,
con un determinado candidato, que va a seguir siendo
presidente de la Ciudad, es abordarle para dar la nota,
pidiendo algo que, naturalmente, no puede llevar en el
bolsillo, en ese momento.
Y Juan Vivas no se arrugó, en esta ocasión, y por ahí hay
que empezar, por encima de todo, tuvo su personalidad para
saber decir al “solicitante de nada”, que lo único que
pretendía era un sueldo, no un trabajo para ganarse,
trabajando, ese sueldo.
A partir de ahí, cada uno por su camino, pero la dignidad
por encima de todo y Vivas, hay que resaltarlo, supo actuar
con dignidad que era lo más difícil, en esa situación.
Lo fácil, lo que es posible que hagan otros o él mismo, en
otras circunstancias, hubiera sido decirle que sí, que tenía
preparado ese puesto de trabajo para él. Hubiera dado el
golpe, pero como Ceuta, para bien o para mal, hace que nos
conozcamos casi todos, Vivas sabía quien era el personaje
que le estaba abordando, sabía y conocía los modos, modales
y todo lo que ese señor lleva a cabo y terminó colocándole
la horma de su propio zapato. A partir de ahí, cada uno a lo
suyo, y Juan Vivas, aunque con el ánimo un poco contrariado,
porque lo que no iba buscando era aquel espectáculo, siguió
su recorrido, uno más de estos días, trabajándose voto a
voto, por las calles, plazas, tiendas y mercados de Ceuta,
para que luego los votantes sepan lo que les ha dicho que
hará, no los resultados ya por adelantado sabidos.
Afortunadamente, especialmente aquí, en Ceuta, no son muchos
los “espectáculos” de este tipo que se dan con los
candidatos de los partidos políticos, cada vez que salen a
tratar de buscar unos cuantos votos más, explicando sus
programas o sus posibles actuaciones. Por lo que, la salida
de ese ceutí, el otro día, lo que hace es que podamos
conocer, in situ, el talante de los candidatos y la forma de
saber abordar cada uno de los imprevistos que a cualquiera
se le vayan presentando.
Ya faltan muy pocos días de campaña, pero los suficientes
como para que, todavía, al propio presidente, ahora en
funciones, o a cualquier otro candidato se les presente una
petenera de esas que, sin esperarlo, aparecen. Y no es
extraño, por cuanto con tanta palabrería hueca, de derechos,
pero con tan poco utilizados los términos deberes u
obligaciones, cualquiera cree que, por ser él quien es, le
tienen que poner, en sus manos, todo lo que no tenga.
Y es cierto que con la Constitución en la mano aparecen
muchos términos a los que nos podemos hacer acreedores, pero
esa misma Constitución, en ninguna parte, dice que a todos
los demás les tienen que dejar de pertenecer lo que tú ahora
estás reclamando, sin más.
Juan Vivas sufrió uno de esos incidentes que él va a
recordar para el futuro y a buen seguro que lo recordará sin
ira, sin rencor, pero como algo que por ser anecdótico no se
puede dejar pasar de lado y que si eso se hace algo más que
un simple incidente, a la larga no sería cómodo para nadie
que tiene unos principios y se basa en esos principios para
seguir actuando.
Fuera como fuera y dejándolo todo atrás, el presidente,
ahora en funciones, Juan Vivas supo dar la cara, en un
incidente que él no provocó, que alguien le quiso plantear.
Simplemente eso, pero también así se conoce a las personas.
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