Hoy toca clausura, adelantándoles
con toda franqueza que el III Festival Internacional de Arte
y Patrimonio Amazigh de Alhucemas ha sido un éxito. Es lo
que viví y es lo que les cuento. Yassin Errahmouni,
presidente de la asociación Rif Siglo XXI, principal ente
organizador un año más del evento, puede darse por
satisfecho del trabajo realizado así como del calado del
festival entre una población relativamente aislada.
Alhucemas sigue siendo un tanto periférica y en su gente
late con fuerza el deseo de la cultura.
Claro que uno propone y la Providencia dispone así que
mientras se viajaba a Esnada tal y como estaba programado, a
última hora una amable invitación del profesor Saadik nos
llevó a la sede del Consejo Regional de Taza-Alhucemas-Taounat,
donde a las 10 de la mañana y por cortesía del presidente
Boudra, un autobús fletado para la ocasión por la Asociación
del Rif para la Cultura y el Diálogo nos trasladaba a las
cercanas montañas de Tensamán, provincia de Driuss,
visitando (dulce té incluido) el importante morabo de Abou
Daoud Musahim, siglo XII de la E.C., recibiendo una amena
explicación del arquitecto Chikhi. Previamente y en el
cementerio de Beni Urriaguel (Alhucemas), el profesor
Abdelhamid Raiss ofreció a los presentes una documentada
disertación sobre sidi Mohamed Waali (o Ben Alí si lo
quieren arabizado), “cheriff” o sea descendiente de la
familia del Profeta y también “marabut”, cuya edificación se
encuentra pocos metros al oeste de la tumba del padre de
Abdelkrim El Jatabi, padre del emir de la independentista
República del Rif y que al parecer, dejémoslo ahí por el
momento, murió envenenado por uno de su propia kábila. Con
el profesor Raiss tuve más tarde la ocasión de abordar
algunas cuestiones, comentando desde las formas del rezo en
el Islam (la tradicional marroquí, con los brazos pegados al
cuerpo, está siendo “colonizada” por corrientes orientales,
que cruzan los brazos) a las funciones muy variadas que
tienen los morabos en la siempre alambicada vida social:
partiendo de diferentes estratos culturales (desde las
sociedades politeístas, hasta el judaísmo y cristianismo
llegando al islam), los morabos han sabido ir perpetuando
una tradición secular enraizada en el sentido de la
trascendencia. Otra cosa es el acoso salafista al que el
morabitismo, exponente de la tradición religiosa marroquí
más popular, está siendo expuesto de manera creciente en los
últimos años. “Flus” (dinero) e intolerancia fanática a
partes iguales.
De vuelta hacia Alhucemas hubo ocasión de incorporarnos a
media tarde a la clausura del III Festival Amazigh, que
incluía una sesión de judo y taekondo a cargo de niños de la
zona. También pudimos disfrutar de una colorista velada de
folklore, amazigh y albanés, representada ésta última por
una delegación de jóvenes de este pequeño país que viajaron
hasta Alhucemas. Tres intensas jornadas aprovechadas hasta
el último minuto, ya saben: vive con pasión cada día como si
fuera el último de tu existencia. Que uno suele
arrepentirse, no ya de lo que ha hecho, si no de lo que ha
dejado por hacer. Se lo aseguro.
Y con esto les dejo hasta el próximo miércoles porque mañana
lunes voy a estar un tanto apurado de tiempo. Al anochecer
de hoy domingo, con las estrellas ya rutilando en el cielo,
la pequeña María (sí, mi jovencísima “secretaria” de seis
años largos, que ya hace fotos, toma notas y habla un árabe
de carayo, bien útil que me es) y su padre, este escribano
del limes amigo de ustedes, se meterán algo más de cuatro
horas por la ruta costera para volver a Tetuán, que María a
las ocho entra al cole y ya “piró” el viernes para disgusto
de su profesor al que por cierto agradeciéndole, de paso su
inestimable labor (es un buen maestro) ya le explicaré
mañana que, además de la enseñanza reglada, viajar y leer
son una excelente forma de aprender. Y María se lleva el
primer diploma para su currículum, made in Alhucemas amazigh
ahí queda eso. Digo. Sean buenos y felices este domingo.
Haya salud.
Visto.
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