Es obvio que, la sensibilidad de
las personas de bien, empapa los sentimientos más profundos
del civismo y humanismo. Siendo ejemplarizante el dibujo y
lema que, un artista anónimo colmado de ternura, plasmó en
un banco (asiento de obra) de la Avda. Virgen del Carmen de
Algeciras (frente al ‘Pollo Caporal’). Lugar donde durmió a
la intemperie durante muchos años, el indigente conocido por
‘el alemán’. Dejando, el artista, en dicho lugar pintada la
silueta y las siguientes palabras in memóriam del ‘alemán’:
“No importa si eres indigente. No importa si eres
extranjero. No importa que estés loco. No importa que no nos
recuerde. Porque yo si lo haré”.
Servidor, como tantos lugareños al pasear, caminar o hacer
footing por dicho lugar, notamos la ausencia de esa persona.
Porque no era un indigente más, a pesar de que ‘el alemán’
rara vez intercambiaba palabra alguna con los transeúntes.
Sin embargo, en cierta ocasión, me crucé con él por el Paseo
de la Cornisa, cerca del cementerio viejo. Y me saludó con
un “hola” acompañado de una sonrisa. Motivando que
instantáneamente me metiera la mano en el bolsillo, y me
atreviera a darle un billete de cinco euros. No queriéndolo
coger, rechazándolo.
Tal actitud me descolocó, porque a pesar de ser muy
consciente de que las limosnas no dignifican a las personas.
‘El alemán’, con su acción me hizo recapacitar y pensar
durante un periodo de tiempo. Hasta el punto que, cuando
posteriormente me cruzaba con él, sentía cierta vergüenza
por mi acción, al haber presuntamente atropellado sus
principios.
Creo que, fue una gran lección la que me dio con su
negativa, porque lo material y económico… no entraban en sus
planes. Teniendo el indigente la absoluta libertad, hasta
para saludar o hacer lo que le apeteciera, desde el
misticismo espiritual o personal que lo motivó a abandonar a
los suyos poniendo tierra de por medio, y adoptar esa
postura apartándose del mundo ‘civilizado’ que le rodeaba.
No teniendo nada más que lo puesto, y muchas veces ni un
trozo de cartón para dormir en el suelo.
El pasado martes, 12 de mayo, cuando iba acompañado por ‘la
flor de mi canela’ y por la directora de un coro rociero
algecireño, fue la última vez que pasé junto al banco del
‘alemán’. ¡Me conmovió tanto de nuevo!, la silueta y leyenda
dedicada en su recuerdo que, me paré otra vez para leerla,
haciendo la fotografía que ilustra esta tribuna que le
dedico in memóriam.
Del ‘alemán’, me quedan algunos ejemplarizantes hechos, como
cuando lo veía barrer y limpiar las inmediaciones donde
dormía. Dando sobradas muestras de que era limpio a pesar
del aspecto tan desaliñado y harapiento que presentaba, con
su despeinada blanca melena y barba, similarmente como las
llevan los que viven en sus mundos hippies, comunas... Sin
importarles, lo más mínimo, los dedos y lenguas viperinas
que los señalan por sus aspectos, no acorde a la directrices
marcadas para las masas borreguiles de este sistema
hipócrita, falso e inhumano...
En enero de 2013, según trascendió a la opinión pública, los
Servicios Sociales de la Corporación municipal local,
socorrieron al ‘alemán’, al encontrarse inmóvil sin dar
señales de vida debajo de su manta. Siendo internado en el
Hospital Punta Europa, por tener una costilla rota.
Falleciendo poco después de una hipotermia…
Va por ti, hermano. Gracias por el saludo y la sonrisa.
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