Ayer sábado, además de la obra de
teatro y la conferencia anexa sobre identidad amazigh, el
plato fuerte a fe de este escribano fue la presentación
durante la mañana del proyecto de parque temático “Medina
Al-Andalus”, bajo subtítulo “La realidad bereber de Al-Andalus”,
interesante proyecto impulsado por el profesor Manuel
Saavedra y presentado en la Casa de la Juventud de Alhucemas
por los jóvenes arquitectos Ismael Virués y Javier de la
Coba. Tuve la oportunidad de compartir un ameno rato de
charla con el profesor Saavedra, intercambiando puntos y
posiciones en las que éste, una y otra vez, insistía en la
convergencia cultural como camino de paz. Cultura y paz, paz
y cultura sería el paradigma de este proyecto, que pretende
arrojar luz y elevar a su sitio el definitivo aporte de la
conquista bereber del reino visigodo de España. Más tarde y
en su conferencia, Saavedra expone la infravalorada memoria
histórica de la realidad bereber de Al-Andalus como “un
punto de encuentro para ambas orillas del Mediterráneo”,
destacando que si por un lado “la cultura nos hace libres”,
por otro a su juicio “Al-Andalus fue fruto de un mestizaje
único y gracias a esa fusión de culturas esa época fue un
espejo en el que se miraban todos los países”.
Hoy domingo y para cuando lean en Ceuta y Melilla estas
líneas, estaremos disfrutando en Alhucemas de una jornada
lúdica e histórica, dentro de la programación del III
Festival de Arte y Patrimonio Amazigh. Los peques
disfrutarán de los lindo por la mañana mientras los adultos
nos trasladamos a Esnada, localidad de la que ayer ya les
escribí sin mencionarles, pardiez, que allí estuvo situado
el único cementerio hebreo del Rif, obviando el de Alhucemas
ya en época española. Esta vez sí, “esnada”, porque del
antiguo cementerio judío no quedan ni las piedras: “se
excavó todo en busca de tesoros”, me confía un maduro
lugareño. Ya. Tesoros. Hace unos años por ejemplo fue feraz
campo de kifi y ahora allí pastan ovejas. Tampoco llegué a
comentarles que durante la época del Protectorado
(1912-1956, bueno en el Rif desde 1927 ya me entienden), ese
peculiar régimen jurídico internacional, “corrupto” desde el
primer momento hasta el final en memorias de la avispada y
sectaria investigadora Rosa Mª de Madariaga, las autoridades
españolas levantaron a la entrada de la alcazaba alauí justo
enfrente del zoco una “seguera” (pequeña) pero coqueta
escuela coránica, una madraza vamos, que aún se conserva.
Volviendo al viejo cementerio hebreo desaparecido… es
curioso que apenas esté estudiado la participación de harkas
de judíos locales integradas en la independentista República
del Rif, aunque sí es conocida la figura de Mesod Benaín,
comerciante judío afincado entre los beniurriagueles y el
Peñón de Alhucemas, quien llegó a ocupar el cargo de
tesorero en el efímero estado de Abdelkrim. Es el coronel
Francisco Franco (sí Rosa, Franco, ¿no lo has leído
querida?), jefe entonces del Tercio, el que en su “Diario de
una Bandera” narra cómo tras desembarcar y al frente de dos
compañías legionarias asalta las posiciones del monte
Malmusi, defendidas por una harka hebrea. En Tetuán sin
embargo, la floreciente comunidad judía cerró filas con
España.
Mañana lunes les adelantaré algunas reflexiones junto a unas
pinceladas de la clausura del III Festival de Arte y
Patrimonio Amazigh en el Rif. Por ejemplo sobre el valor en
alza de la artesanía local, artesanía de un peculiar estilo
que en las acertadas palabras de la amable y atractiva
Directora Provincial del Artesanado de Alhucemas, Belkaidi
Souad, “sabe unir intuitivamente talento artístico y
creatividad popular”.
Por cierto que, entre acto y acto del festival, tuve un
hueco para escaparme con mi jovencísima secretaria a la
playa del Peñón de Vélez de la Gomera (allí tremolaba
airosa, a 89 metros de altura, la bandera roja y gualda),
donde fuimos cariñosamente acogidos por la Asociación de
Estudios Melillenses, compartiendo arena y mantel (y unas
sabrosas lonchas de “san jamón”) con Benito y esposa además
de otros amigos. Conste en acta.
Haya salud. Visto.
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