Cada día veo más complicado que
los medios de comunicación, en el fútbol y otro tanto en la
política, se muestren neutrales, especialmente, cuando
estamos a medio camino de la campaña, antes de unas
elecciones autonómicas y municipales.
En todas partes – dicen- cuecen habas, pero hay medios de
comunicación que, por aquello de que además de formar e
informar, también, están en su derecho de opinar, pueden
maltratar, sin haber sido objetivos, a algunos partidos
políticos o a sus líderes, en cuanto no dicen éstos lo que
la línea editorial de un medio querría que dijeran.
Y ahora le ha tocado bailar con la más fea a Ciudadanos,
ahora precisamente, cuando por su imagen, sin trapos sucios
que poderle mostrar, se está acercando a lograr unos buenos
resultados.
Es cierto que Albert Rivera, hace unos días, en unas simples
manifestaciones, en las que salía a colación eso de la edad,
no estuvo muy fino, pero esa “falta de fineza” le está
trayendo de cabeza, en la mayor parte de los medios de
comunicación, de ámbito nacional.
Y no es que haya ningún tipo de conjura, en contra de Albert
Rivera, es que en cualquiera de los temas que se aborden
hoy, hay profesionales que saben de lo que hablan, mientras
otros “mini profesionales”, que sirven lo mismo para un roto
que para un descosido, enfocan unas manifestaciones como a
ellos les ha parecido mejor, pero que no han cogido el
auténtico sentido que llevaban al ser pronunciadas.
Los políticos como los entrenadores de fútbol o como los
presidentes de muchos clubes, empiezan a ser enjuiciados,
desde que saltan a la arena, desde que hacen un fichaje o
desde que dan la primera alineación. Desde ese instante,
automáticamente, tienen una serie de observadores que se
montan su propio mundo sobre ese terreno, se forman su
propia alineación o critican el fichaje, sin conocer lo que
habría en el vestuario.
Pero lo que habrá que ver es qué van a decir muchos de
ellos, en la noche del día 24 de este mismo mes, cuando
tengamos ya los resultados exactos de las votaciones, o qué
van a decir si Luis Enrique gana la liga, la Copa del Rey y
la Champions, tras las críticas que ha recibido en los meses
de noviembre o diciembre.
Habrá de todo, pero lo que ningún periodista va a hacer es
confesar sus errores, decir que estaba totalmente
equivocado, porque sus puntos de mira eran muy distintos y
muy distantes de lo que marcaba la auténtica realidad.
A lo largo de muchos meses, hemos visto ataques feroces o
“besos en la boca”, depende de a qué políticos. Ahora,
curiosamente, algunos de los que en octubre cubrían horas,
en las pantallas de las televisiones, han dejado de
interesar a esas cadenas y aquellos otros que eran “los
pobrecillos” empiezan a tener más minutos en esos mismos
medios.
Lo malo, ya es curioso, le está tocando estos días a Albert
Rivera, como le va a tocar en el fútbol a Anceloti,
posiblemente, al no haberse sometido a los caprichos o a los
dictámenes de algunas de esas corrientes que fueron, pero ya
son menos, que quisieron todo y ya casi no tienen nada, que
intentaron dar lecciones de elegancia y actúan, a la hora
final, como simples macarras, cuando no ven más allá de sus
narices lo que se les viene encima.
Es lo que hay, política y fútbol muy unidos o separados,
ante la crítica de hoy.
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