Allá por finales de Noviembre el deseo tornó en realidad. La
dignidad se hizo movimiento y las esperanzas tomaron el
testigo a las decepciones. Las personas que formamos MDyC (
Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía), olemos a
dignidad pero sobre todo a cambio, pero no ese cacareado
matiz de cambio en forma de plagio cual soflama populista
que hace las veces de escudo para ocultar el miedo, sino esa
fragancia de cambio renovador que abre las ventanas y
deshumidifica esa forma tan oscura y vergonzosa de hacer
política. Una fragancia de cambio que lleva altas dósis de
dignidad y que tiene como protagonista a la ciudadanía y no
a los familiares, allegados o amigos. Un cambio
protagonizado por las verdaderas llaves, las únicas capaces
de abrir las habitaciones más oscuras donde se guardan las
vergüenzas más sonrojantes disfrazadas de interés general.
El cambio basado en otra forma de hacer política contando
con las personas que son las que nos prestan su confianza
para representarles con dignidad. Sembramos trabajo y
dignidad para recoger ilusión y confianza.
Frente a esa maravillosa y fresca fragancia de cambio,
muchas personas desprenden miedo, un hedor consecuencia del
peligro inminente de la pérdida de beneficios, privilegios y
que puede acabar en derrumbe de chiringuitos. Les da pavor
el desalojo de las instituciones porque hicieron de la
política su cortijo de intereses y su modo de vida. Este
temor les hace perder la brújula y lanzarse a los brazos de
la improvisación, cambios de estrategia y ser presos de un
nerviosismo altamente inusitado que deriva en insultos,
ataques y difamaciones como respuesta al aire de cambio y
dignidad. Siembran ruido y teatro y recogen desconfianza.
En MDyC olemos a limpio y no vamos a dejar de oler a limpio
jamás, y eso lo hemos aprendido de nuestra candidata, la
cual, jamás ha bajado al terreno del barro ni ha permitido
que ningún miembro de MDyC lo haga (ejemplo de buena líder)
.Dura en la batalla pero respetando las más elementales
normas del respeto, educación y decoro politico, aún
teniendo mucho que contar no hizo de “poli buena” ordenando
a actuar a los “polis malos”. Eligió siempre el terreno
político. Ante los insultos, la respuesta será: trabajo por
la ciudadanía y por quienes más lo necesitan. Ante los
ataques: más iniciativas ciudadanas y propuestas de mejora.
Ante las difamaciones: nos refuerzan la idea de que Fatima
Hamed es la llave del cambio y es necesaria para transformar
el interés personal de unos pocos en el beneficio general de
la ciudadanía. Tener la necesidad imperiosa e improvisada de
hacer en un mes lo que desaprovecharon en cuatro años es
subestimar la inteligencia humana y a la vez un claro
síntoma de miedo. La ciudadanía tiene en sus manos las
llaves del cambio y Fatima Hamed demuestra día a día que es
incómoda para los de la poltrona, los chiringuitos y los de
la política como “modus vivendi”.
En política hay un axioma irrefutable y muy justo: Cada cual
tendrá que responder y rendir cuentas ante las urnas por lo
que hizo y por lo que dejó de hacer durante cuatro años ante
las personas que les prestaron su confianza en forma de
voto. El pueblo no olvida y el 24 de Mayo hará un gran
ejercicio de recuerdo derribando chiringuitos construidos
con el hormigón de la confianza ajena. Utiliza en ese
recuerdo las llaves del cambio que te ofrece Fatima Hamed,
siembra ilusión para recoger acierto.
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