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La Medalla de Oro de Cruz Roja,
distinción con la que ha sido galardonada la asociación
ceutí de ACEFEP y que ayer recogió su presidenta de manos de
la Reina Letizia, no viene más que a hacer justicia a la
labor callada que desarrolla en favor de las personas con
enfermedad mental.
Desde su creación, hace ya más de dos décadas, este
colectivo ha venido realizando un trabajo encomiable y han
supuesto un compromiso para con las personas que padecen
este tipo de afecciones. Pero su labor, tal y como se le ha
reconocido, no termina ahí, ya que, además, atienden también
a los familiares, que han encontrado en este grupo humano un
apoyo fundamental en su día a día, acción digna de elogio y
de ser, como ayer se hizo, reconocida.
Pero aparte de todo ello, y es quizá una de las partes más
importantes de su labor, es las acciones que ACEFEP lleva a
cabo con la sociedad, luchando, en estos tiempos tan
difíciles como los que corren, en pos de concienciar a todos
en qué consiste la enfermedad mental y en la necesidad de
que quienes la padecen deber de ser integrados.
Ceuta, gracias a los muchos colectivos existentes como
ACEFEP, viene dando desde hace mucho tiempo una lección de
solidaridad y de humanidad al resto el país, y en una ciudad
en la que residen tantos problemas, asociaciones como la
ayer galardonada permiten que se conozca lejos de sus
fronteras el carácter solidario de los ceutíes, que siempre
están dispuestos para echar una mano, o las que hagan falta,
a las personas que necesitan ser ayudadas. Nada se va a
descubrir de la labor que hace ACEFEP en la ciudad, ya que
es de sobras conocida por todos, por lo que el galardón solo
viene a hacer justicia a todo un grupo humano que con labor
callada se entrega a los demás.
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OPINIÓN / EDITORIAL
