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OPINIÓN - VIERNES, 8 DE MAYO DE 2015

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La hora de los debates
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Es natural que el PP no quiera o ponga reparos a debatir frente a otros candidatos, y es natural porque desde fuera se ven todas las deficiencias de los que gobiernan y éstos, los que vienen gobernando, no siempre van a tener justificación a todos los defectos que se les vayan poniendo, por parte de quienes no han gobernado.

Vista así la situación, queda claro que en un debate el que más tiene que perder es, precisamente, aquel que estuvo en el Gobierno, porque si justifica algunas de sus actuaciones, mal, pero si las calla será mucho peor.

Además, hay que tener en cuenta el talante de cada uno y las formas de dirigirse a sus “posibles clientes”, con lo que el caso de Vivas no es el más llamado a ir a ese “cuerpo a cuerpo” con algunos otros de los que aspiran a ocupar el primer puesto para gobernar. Y es que Vivas, si no le interrumpe nadie, es capaz de “vender un trineo” para la feria de Benzú, a los “mazapaneros de Estepa, que muy poco necesitan ahí ese aparato, pero en el momento que, en medio de su disertación, haya alguien que le corte el ritmo a Juan Vivas, o que le saquen de su guión, en ese instante pierde mucha de su locuacidad y reflejos, con lo que un debate, a él, no le iba a dar nada y sí le podría quitar más de la cuenta.

Todo lo contrario pueden tener los demás que quieren debatir con él, porque Caballas que no tiene escrúpulos para decir lo que dice en los plenos y luego retractarse en los despachos, ya sabemos como, podría quitar, a lo largo de un debate, la razón al propio Juan Vivas y otorgarse a sí mismos lo que no les pertenece, ni les va a pertenecer nunca. Buen negocio para Caballas sería un debate y mala “compra” para el PP si eso se llevara a cabo.

En cuanto a Carracao, que podría tener el apoyo de buena gente de su partido, es posible que plantara cara al mismo presidente, podría, incluso, mostrarle lo blanco negro y, muy especialmente, llevarle a cualquier terreno comprometido como La Marina, el nuevo parque de Santa Catalina y otros mil detalles que hoy están de moda, y que han llegado a destiempo o que no han ido a tono con las necesidades más importantes de la Ciudad.

Luego, los demás poco pueden reclamar o debatir. Esos, todavía, no son nada en el Ayuntamiento. Si acaso son meros aspirantes, unos simples ciudadanos y basta.

Objetivamente hablando, sus razones tendría y tiene el presidente de la Ciudad para hacer la campaña electoral a su medida y, muy especialmente, cuando las cosas están tan poco claras como se presentan ahora mismo. Por eso mismo, cada uno, desde la parte contraria, puede y debe aspirar a todo, buscando, incluso, los recovecos que más les puedan dar para sus propios intereses.

La frase:”tenemos que ser prudentes y contar con los planteamientos programáticos”, tiene truco, porque esa prudencia y ese ser cautos cubre un “no debemos ser osados”, o “no vamos a romper nuestras perspectivas para beneficiar a otros”.

Por ahí es por donde se va, ese es el guión de la cuestión y de la misma forma que es justificable que unos quieran debatir con Juan Vivas, también es lógico que él ponga sus razones, juegue sus bazas y no quiera hacerlo a cualquier precio. Naturalmente, en un debate de ese tipo se están jugando unos intereses muy especiales y cada uno va a ir defendiendo lo suyo, o lo que crea que más le puede beneficiar.
 

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