Ha llegado la cita anual. Como
cada primero de mayo, los trabajadores celebran hoy su
fiesta, en la que las reivindicaciones toman las calles y
plazas de todas las ciudades, y Ceuta no es una excepción.
Esta celebración, que casi se podría decir que está en fase
de extinción, ya que muchos productores que tienen su puesto
de trabajo en la ciudad seguramente han decidido apuntarse
al éxodo y marcharse en el primer barco que han podido con
rumbo a cualquier punto de la Península, debe servir para
que la sociedad y los gobernantes, mucho de estos últimos
estarán en la manifestación convocada por los sindicatos por
eso de la cercanía de las elecciones, se conciencien de que
en la actualidad no es que haya muchos parados, sino todo lo
contrario, lo que hay son muy pocas personas con un trabajo
digno con el que poder mantener su familia dignamente.
Con la crisis, aunque todos los analistas dicen que ya
estamos casi en su final, el trabajador ha dejado de ser lo
que era antes, una persona que se dedicaba a producir y a
vivir del fruto de su trabajo. Eso se ha cambiado por
trabajadores mal pagados, contratados a media jornada, mal
pagados, mileuristas, trescientoseuristas, autónomos y no se
saben cuantas más modalidades, solo es cuestión de echarle
imaginación al asunto para comprobar lo que hoy, se diga lo
que se diga, es la verdadera realidad del mercado laboral.
A todo esto se le conoce como precariedad, factor dominante
en estos momentos en la nueva clase obrera, que al tener
todo prestado, no es capaz de rebelarse y volver a
conquistar todos esos valores que los trabajadores tenían
antaño. Pero lo peor es que los sindicatos también están en
crisis y ya no tienen el poder de convocatoria de otrora,
pero mejor será vivir el día de las reivindicaciones para
conocer como resulta la jornada.
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