La Federación de Servicios Públicos de UGT considera
inaceptable la situación que tanto los trabajadores como los
usuarios padecen en la Biblioteca Pública, en el que lo
fundamental es la tranquilidad, la paz y el silencio, con
reiterados incidentes por la falta de vigilancia denunciada
por enésima vez, ante la pasividad de los responsables de
este servicio a los ciudadanos.
Resulta intolerable que en un edificio emblemático como es
la Biblioteca, en la que se presta a los ciudadanos un
servicio tan importante como este, los usuarios que acuden
al mismo, bien para el estudio o simplemente para la
lectura, tengan que soportar el incivismo de determinados
sujetos que acuden a la misma a molestar e incluso a
delinquir, conociendo perfectamente la falta de vigilancia
ante la que tanto los usuarios como los trabajadores se
encuentran expuestos.
La medida adoptada por la la consejera, Mabel Deu,
responsable política del servicio con el apoyo y aval
expreso del director de la Biblioteca, se ha mostrado
totalmente insuficiente. Contratar una vigilancia durante
sólo tres horas diarias, deja al público y trabajadores
abandonados a su suerte durante toda la mañana y un buen
tramo de la tarde.
El argumento esgrimido por los responsables de que resulta
económicamente inviable es tan falaz, que se puede
argumentar, aunque nos tachen de demagógicos, que si el
residente de la Ciudad, en lugar de recurrirlas con fondos
públicos, cumpliera las sentencias que declaran nulos los
nombramientos de varios viceconsejeros, cuya única función
es percibir unas jugosas retribuciones por no hacer nada,
habría dinero suficiente para contratar, no a uno, sino a
varios vigilantes durante el horario completo de
funcionamiento de la Biblioteca.
El tiempo es el único juez insobornable que da y quita
razones y los últimos casos que se han dado en la
Biblioteca, un presunto acoso sexual a una usuaria, menor de
edad, en los servicios de la misma y la sustracción de
algunos terminales móviles, producidos en horario matinal,
ponen bien a las claras que resulta inaplazable e
imprescindible que, desde ya, se cubra todo el horario de
apertura con vigilancia.
Esperamos que por el bien y la tranquilidad de usuarios y
trabajadores el Gobierno de la Ciudad adopte esta medida de
forma inmediata, antes de que tengamos que lamentar
incidentes de mayor calibre.
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