Y en el resto de España y de
Europa, para qué esconderlo. Hay datos y sobre todo cifras.
El profesor Carlos Rontomé y Manuel Llamas, coronel de la
Guardia Civil, aportaron a la vez de interesantes pautas
metodológicas, pertinentes estadísticas que reforzaron el
impecable eje discursivo de sus ponencias.
En estas XIII Jornadas es llamativa la notable ausencia del
colectivo musulmán, se contaban con los dedos de una mano y
sobre todo de sus representantes políticos y religioso, al
contrario que en otros años. Eso tiene su lectura. ¿Acaso no
les interesa el fenómeno de la islamización radical y el
yihaterrorismo? Levanto acta. En honor a la verdad, la única
que asistió ayer fue la consejera de Asuntos Sociales, Rabea
Mohamed Tonsi. A cada uno lo suyo. Y en lo que respecta a
las XIII Jornadas de Geopolítica y Geoestrategia, pueden
leer la información y las entrevistas en las páginas 18 a
20.
Hablando del factor de carga demográfico, solo en Ceuta,
llama la atención cómo entre abril de 1960 y los años que
corren, se haya pasado de 7.504 personas de nacionalidad
musulmana a un 49% de la población de derecho, si bien la
cifra real es sensiblemente mayor. ¿Milagro hermanos? No,
incompetencia y estulticia del proceloso proceso de
nacionalización abierto entre 1.985 y 1990, en la época del
felipato. La franca opinión de este escribano del limes es
que las condiciones político-sociales, mal reguladas con las
tarjetas de estadística o “chapas de perro”, en la que
teníamos a nuestros musulmanes de Ceuta y Melilla eran
francamente denigrantes, pero de ahí a a los despropósitos
siguientes, gérmenes de la actual conflictividad, hay un
trecho. En fin, Allah es grande y punto. Haya paz.
Iba a escribirles de la ilegalidad de la mayoría de las
mezquitas así como de las impresentables y presuntas
escuelas coránicas, por no hablar del entramado
étnico-político a la espiral de islamización de ambas
ciudades, Ceuta y Melilla, presuntamente autónomas. Otro día
será.
Ya hace más de diez años adelanté en este medio (y me
ratifico) lo que es un axioma militar. Cuando una posición
está tomada solo caben tres opciones: combatir hasta el
último cartucho, replegarse o retirarse (no son lo mismo), o
pactar en último término un modus vivendi con el enemigo. En
Ceuta y Melilla, el último supuesto citado sería el de la
cosoberanía con Marruecos. Porque el drama es que en ambas
entrañables ciudades, cargadas de historia de España, aunque
aun flamée, airosa en su mástil, la gallarda bandera roja y
guarda, la triste realidad es que, no de derecho pero en
cierta medida si de hecho, ambas ciudades están abiertamente
marroquinizadas y, lo que aun es peor, son ciudades
corsario-islamistas al amparo del pabellón español. El
problema es doble: una cosa es la marroquinización
(nacionalismo) y otra el islamismo (ideología política), no
necesariamente convergentes.
Si anteayer el general de Brigada Juan Bautista Sánchez
aludía en su intervención a una oportuna cita de Mao-Tse-Tung,
permítanme a mi ahora otra del famoso Libro Rojo del Gran
Timonel: “Lucha, lucha siempre, lucha aun cuando sepas que
vas a perder, lucha aun después de haber perdido”.
Que la pérdida, hoy en parte real, del control soberano
sobre Ceuta y Melilla sea irreversible o no, depende de
nosotros. Y del Gobierno de la Nación
Haya salud. Visto.
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