Hace unos días denuncié públicamente que la Ciudad incumplía
el Reglamento de alojamiento Alternativo para las mujeres
víctimas de Violencia de Género, y que repartir servilletas
de
papel por los bares de Ceuta, lanzando el mensaje “no estás
sola”, no hacía tapar el cinismo de un Gobierno que no ha
cumplido ni una sola medida del Plan de Igualdad, aunque
ellos apunten lo contrario. Al Partido Popular se le da muy
bien mentir y manipular la información, sobre todo cuando
hablan de mujeres. Pero bien, este no es el tema al que
quiero hacer referencia, pero empiezo así para
contextualizar mi posicionamiento ante lo que yo considero
primordial para la defensa de mis propios principios, que no
son más que los principios que quiero para el partido al que
le estoy entregando gran parte de mi vida, y por eso me voy
a permitir el lujo de expresarme en este medio.
En el mismo día que lancé esa denuncia hacia la Consejería
de la Mujer y la de Asuntos Sociales, se descubrió la
imputación por Violencia de Género del exministro Juan
Fernando López Aguilar, y empezaron a llegarme las
insinuaciones y las preguntas morbosas para saber mi
opinión. No me preocupa, puesto que son personas que no me
conocen y que no han entendido el procedimiento por el que
me muevo yo, pero el resto de las personas sí merecían una
explicación ante una realidad que estaba pasando. Antes de
saber la respuesta oficial del PSOE, no dudé en ningún
momento en manifestar mi condena absoluta ante cualquier
caso de maltrato. A mí “me importa un carajo” quien es el
“supuesto maltratador”, lo que me mueve y me afecta es la
igualdad y la defensa de los derechos y la libertad de las
mujeres. Por tanto, por supuesto que condeno cualquier
situación que atente contra la dignidad de las mujeres. Y
sí, yo digo alto y claro Tolerancia Cero a la Violencia de
Género sin ningún tipo de “peros ni miramientos”, algo que
he echado en falta en otros momentos y en otras
circunstancias en mi ciudad.
Pero sigamos, durante el transcurso de la mañana, como
responsable de la Secretaría de Igualdad de Ceuta, pude
estar al tanto de las decisiones que se iban tomando en la
Comisión de Garantías de la Igualdad del PSOE. Y aquí hago
un parón en mi descripción personal para alabar la
contundencia que ha tenido mi partido, al tener la valentía
y la coherencia de suspender cautelarmente de militancia al
eurodiputado Juan Fernando López Aguilar. Tenemos un Código
Ético irrenunciable, y eso hay que cumplirlo. Hacemos lo que
decimos.
¿Qué ha pasado después? Que esta noticia ha llevado a
exaltar las redes y los medios de comunicación con un debate
altamente peligroso para la protección de las mujeres.
En este artículo de opinión no voy a pronunciarme sobre la
denuncia “de oficio” realizada contra él, voy a respetar el
procedimiento judicial y, por supuesto, la presunción de
inocencia, pero lo que no voy a consentir es la gratuidad de
permitir que se trasmitan y se perpetúen los mitos de la
Violencia de Género, que se desvirtualice la Ley Integral o
que se sustenten en el posmachismo de las denuncias falsas.
Pues no, eso es lo que no le eximo a quien se supone que ha
sido el defensor de la Ley de Igualdad y la Ley Integral
contra la Violencia de Género. No sé si es culpable de un
delito de Violencia de Género, pero sí es culpable de
incidir en la maldad de las mujeres, en el discurso de que
las mujeres denuncian para beneficiarse económicamente de
los hombres y, por tanto, “a mi juicio personal” queda
desacreditado para la política porque somos nosotros y
nosotros quienes diariamente tenemos que luchar contra la
impunidad de un machismo que no aminora y que es
contraproducente para las 1.700 mujeres que cada día son
agredidas en España y no denuncian por miedo e inseguridad.
La Violencia de Género es un tema muy grave como para
fabular. Dudas, siempre dudas. La relación era tormentosa,
ella era celosa, ella era alcohólica, ella estaba
desestructurada, ella dice que también le pegó en alguna
ocasión o que también le faltó al respeto, ella, ella y
ella. Él tiene que demostrar que la mujer miente, y ella
tiene que convencer a la sociedad, e incluso a ella misma,
que todo es verdad. A él se le posiciona siempre bajo el
prisma de que “podría no ser cierto el maltrato”, y a ella
bajo su credibilidad.
Es en este juego en el que no debería de haber entrado López
Aguilar. No existe el perfil de mujer maltratada ni hombre
maltratador. Ella puede tirar objetos al suelo, defenderse e
insultar, eso no quiere decir que promueva una relación
viciosa, eso quiere decir que no existe la sumisión total,
eso quiere decir que sacan lo peor de ella mientras él es
capaz de guardar la calma. La loca es ella, él simplemente
una víctima de los juegos perversos de la mujer. Él, que lo
tenía todo y es una gran persona, es imposible que sea un
agresor.
Esto es lo que veo yo de esta historia, una historia que no
se diferencia de otras historias salvo los personajes.
Según la Memoria 2014 de la Fiscalía General del Estado, las
denuncias falsan son irrelevantes. Desde que se empezaron a
analizar y contabilizar en 2009, y hasta 2013, ningún año
superó el 0,0090% del total de las denuncias. No existe
ningún otro delito cuya tipificación o persecución genere
este machaque social, dejando claro la diferencia entre
denuncia falsa y absolución por falta de pruebas, o
denunciar unos hechos que no son constitutivos de delito.
Todos estos casos de sobreseimiento y absolución en
Violencia de Género no significan que la mujer mienta. Para
que una denuncia sea falsa, tiene que haber sentencia que lo
diga y, por supuesto, en este caso que caiga todo el peso de
la justicia para ella. Igual de mal está fomentar el
discurso de las denuncias falsas, como denunciar falsamente,
en los dos casos atentan contra la vulneralidad de las
mujeres y su protección.
Y me quedo con las preguntas de Marisa Soleto ¿Cómo puede
ser falsa una denuncia que no se ha interpuesto? ¿Cómo puede
haber gente que se alegre de que un hombre pueda haber sido
falsamente acusado por una mujer? ¿Cómo puede ser que un
exministro que contribuyó a aprobar la Ley de Violencia de
Género, no sólo se vea involucrado de forma directa en un
caso de violencia de género, sino que además parezca estar
siguiendo el peor de los manuales del presunto maltratador
en sus repetidas manifestaciones públicas?
¿Cómo puede ser que un caso de Violencia de Género se esté
dirimiendo a golpe de entrevista de presuntos en los medios
de comunicación en torno a lo que parecen argumentos recién
sacados de las peores prácticas?
No sé, dejemos trabajar a la justicia, seamos personas
serias y responsables en los discursos y en las actuaciones,
y consecuentes con nuestras políticas. Nos queda mucho que
luchar y por lo que luchar, pero seguimos en la causa.
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