O sea, sigo votando UPyD. Hoy por
hoy el Manifiesto Fundacional del partido y al cual me
remito es, sobre el papel, una auténtica alternativa
política que podría haber lanzado esa Tercera Vía de la que
tan necesitada está España y por ende la castucia, es decir
la caduca y desprestigiada clase política entendida en su
sentido más genérico. Ya sé que no todos los políticos son
corruptos, obviamente, pero saben lo que hay…. vaya si lo
saben y qué quieren que les diga: el que calla otorga. Vaya.
España se encuentra políticamente al final del camino, un
agónico acabose en el que lo nuevo no acaba de nacer y lo
viejo no acaba de morir. De aquellos polvos vienen estos
lodos y el agotado bipartidismo que padecemos, en consunción
con el Gran Timonel de la Transición, ha acabado arruinando
el espíritu de ésta generando su alter ego cuya primera
eclosión ya ha saltado al ruedo: la oscura contracasta de
Podemos que, a ritmo bolivariano y con los dineros de los
ayatolás del Golfo Pérsico, después de salir al galope cual
brioso caballo andaluz parece que va cambiando el paso al
ritmo cansino de burro castellano. Mucho ruido pero al final
pocas nueces.
Volviendo a UPyD, el entusiasmo y la ilusión generada en
2007 ha devenido en una secta con las cartas marcadas al
ritmo insuflado por su “lideresa”, Rosa Díaz, que tras darle
la vuelta al programa renovador del partido con ayuda de una
camarilla (la defenestración de Sosa Wagner fue, ética y
políticamente, impresentable), a punto está de hacer
naufragar el buque hundiendo su proyecto ideológico en un
largo parto de los montes. Yo, que además soy marxista de la
rama grouchiana, creo que a Rosa y sus fieles le vienen
actualmente como anillo al dedo la conocida frase,
“marxista” naturalmente, de “Partiendo de la nada hemos
alcanzado la cota más alta de la miseria”. Digo. Lo cual no
quita reconocer a Rosa lo obvio y a cada uno lo suyo: su
excelente papel como diputada en el Parlamento. Rosa Díez es
sin duda un gran activo de UPyD y ojalá su soberbia y
autoritarismo no le impidan ver la realidad, dejando los
mandos de la nave en gente honesta y capaz de la que aún
quedan, pese a las expulsiones y huídas, buenos remanentes
en el partido.
Es decir, este escribano del limes sigue considerando
plenamente válidos los valores políticos encarnados por
Unión, Progreso y Democracia (UPyD), patentes en su
Manifiesto Fundacional alentado en su momento por
personalidades independientes de la talla de Fernando
Savater, Vargas Llosa, Boadella o Álvaro Pombo entre otros,
Manifiesto que habría que retomar mientras tras las
elecciones del 24 de mayo se propicia un gran consenso
interno que aborde la refundación del partido. Esa al menos
entiendo que es la idea de la corriente interna “Refundación
y Manifiesto” (REMA), formada por militantes de toda España,
Ceuta incluida, reunidos el 11 de abril de 2015 en Archidona
y cuya intención es recuperar el Manifiesto Fundacional (MF)
y continuar en UPyD para lograr su refundación.
Por lo demás el programa, conciso y eficaz, que presenta
UPyD en Ceuta así como su lista electoral de la que
hablaremos otro día, ofrece un aire fresco y renovador en
una ciudad encorsetada en gran medida entre el voto
clientelista o el voto étnico, dos paradigmas nefastos y
antidemocráticos que una ciudadanía madura y comprometida
debería saber romper.
Siguiendo en Ceuta, siempre Ciudad Querida, otra posible
opción legítima para no caer en “más de lo mismo” (PP/PSOE,
PSOE/PP) sería votar a Ciudadanos, una formación política
que está creciendo en toda España a mi juicio demasiado
rápidamente, con el riesgo de no estar muy claro quiénes se
están subiendo al barco. Y en este entrañable rincón de la
España africana me temo que, incluso para desconocimiento de
la buena gente que pudiera integrar la lista de esa
formación… cómo se lo digo, bien ahí va, pues votar a
Ciudadanos en Ceuta… en buena medida podría ser votar a
Marruecos. De ello les escribiré en otro momento, por ahora
ahí queda la cosa y a correr, que son dos días.
Haya salud. Visto.
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