Y espero que, ahora más que nunca,
todos los partidos que van a estar en la línea de salida
para las elecciones del 24 de mayo, sean los primeros que
llamen la atención a esa humorista, si es algo, andaluza,
que acaba de poner en tela de juicio, o mejor dicho, acaba
de borrar del mapa de España a Ceuta y a Melilla.
Los chistes por muy “grasiosos” que pretendan ser, me da
igual de andaluces o de valencianos o vascos, no tienen
cabida en todas partes y cuando se juega, nada menos que,
con la españolidad de dos ciudades de España, que jamás
quisieron ser otra cosa más que españolas, ese “humor negro,
rojo o amarillo” hay que rechazarlo.
Nada me importan todas las programaciones del cotilleo, sean
de los medios que sean. Nunca he perdido un minuto en ver un
programa de este tipo, por lo que si hoy cabe todo,
especialmente las intimidades de las personas, lo que no va
a caber es que se juegue con el nombre de Ceuta o de
Melilla, porque eso no lo podemos tolerar los ceutíes o
melillenses de nacimiento o los que lo somos por convicción,
al habernos asentado aquí desde hace muchos años.
En la plataforma Change.org no se han hecho esperar y la
petición de firmas para que la “¿humorista?” se retracte de
sus manifestaciones, se ha escuchado y ayer mismo ya se
habían superado las seis mil. Eso está muy bien, que la
propia Paz Padilla se retracte de su “ingenio barato”,
también, pero lo primero que tendría que haber salido a
escena es el rechazo a tanta “chabacanería”, en programas
aptos para unos cuantos y no vistos por otros tipos de
personas.
No era esto lo que yo tenía pensado escribir hoy, porque
creo que, en estos días, hay asuntos mucho más interesantes
de los que poder hablar o escribir, pero en vista de que
aquí todos aquellos que, en pocos días, se van a mostrar
como auténticos salvadores y defensores de Ceuta, no han
dicho:”esta boca es mía”, por eso, precisamente, creo que
había que mostrar un rechazo total a quien, por ignorancia o
por otras razones, desconoce una parte de la propia
geografía española, que en ningún momento estuvo incómoda
donde está.
A mí no me hubiera extrañado que alguien de otra región de
España, por ignorancia, por simple desconocimiento, pusiera
en tela de juicio lo que es y ha sido Ceuta, pero que sea,
desde la vecina Andalucía, me parece, cuando menos,
grotesco, por no decir otras cosas más.
Muchas firmas, pues, de rechazo a esas manifestaciones que
han dañado la imagen de estas dos ciudades españolas, Ceuta
y Melilla.
Y no es para menos el interés de quienes han dado su firma,
por cuanto las manifestaciones de la “humorista” o lo que
sea, han herido al pueblo ceutí, han herido al pueblo
melillense, y nos han herido por igual a quienes habiendo
nacido aquí y a quienes, sin haber nacido aquí mismo,
estamos asentados en Ceuta, desde hace muchos años.
Uno es libre para leer aquello que quiera y también lo es
para ver la televisión que considere más apropiada, por lo
que, desde Ceuta, más de uno se pensará hasta dos veces
donde puede llegar su selección del dial televisivo.
Y en medio de estos disparates, no puedo dejar de lado el
buen tino que, durante estos días, está teniendo el que
fuera presidente del Gobierno Español, Felipe González, que
con su salida a escena está agrupando a lo auténtico del
PSOE para que no se vaya dispersando en aventuras
peligrosas. Hablar de Felipe González es hablar de seriedad,
hablar de quienes no saben donde está Ceuta y Melilla, no
merece la pena, en lugares serios.
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