Me alegro de que, aunque sea por
una vez, no tenga que estar yo siempre en desacuerdo con
Mohamed Alí y con Juan Luis Aróstegui, y en la política del
turismo, ya en muchas ocasiones he dicho lo que yo pensaba
sobre lo que es el turismo en Ceuta y para Ceuta, así como
lo que se pregona, sin más, desde los organismos oficiales
que debieran hacer algo para que el término Turismo no se
quedara en mera palabrería o en un cartelón que costó un ojo
de la cara y está ahí como escaparate para que se posen las
gaviotas.
Los de la formación política de Coalición Caballas
consideran que los días de la Semana Santa, días muy
atractivos para todo lo que implica turismo, una vez más,
como tantas otras veces, ha pasado desapercibido para la
Ciudad de Ceuta, en todos los aspectos.
Está bien que Caballas, que a lo largo de la legislatura,
sin que el Gobierno de la Ciudad lo necesitara, han estado
“a partir un piñón” con el Gobierno de Juan Vivas y los
suyos, ahora, en la época de precampaña electoral, digan y
repitan lo que se ha dicho ya, en varias ocasiones, desde
esta misma columna, en la crítica a la política que en
materia turística estaba llevando el PP, con su presidente a
la cabeza.
Y es lamentable lo que ha tenido que denunciar, también,
Caballas sobre el turismo de la semana que acaba de terminar
y de cómo ha terminado en Ceuta.
Uno se llena de “envidia sana” cuando oye, en los
telediarios que, por ejemplo, Sevilla ha logrado unos
ingresos de cientos de millones de euros, en estos días, con
hoteles a tope y con visitantes de todas partes.
En Ceuta, la Semana Santa no atrae personal, y no atrae
porque una gran parte del personal aprovecha, o
aprovechamos, para salir fuera, con lo que el saldo mirado
desde la doble perspectiva, de los que se van de aquí y los
que vienen de fuera, es negativo para Ceuta.
El pasado viernes, día de Viernes Santo, a la salida de
varios pasos en procesión, por la Gran Vía, me produjo
tristeza el observar que había mucha menos gente que cuando
se da una de esas cabalgatas de la noche de Reyes o de
Carnaval.
Pero es lo que hay y Caballas que, es de suponer que,
seguirá en el Ayuntamiento, tras el 24 de mayo, en vez de
compadrear tanto con el Gobierno del PP, lo que tendría que
hacer es, en este terreno y en todo lo demás “coger el toro
por los cuernos” y mostrarse, de palabra y de hecho, frente
a los caprichos de las mayorías absolutas.
Ahora, porque de aquí a seis semanas hay elecciones, se da
cuenta Caballas de lo que es y lo que deja de ser la Semana
Santa en Ceuta, cada vez menos. Y todavía tienen tiempo,
cara al futuro, para atraer turismo de verdad que deje en
Ceuta algo, como ha dejado en Zamora, Valladolid, Sevilla y,
en todas las partes, en las que la Semana Santa es algo más
que un simple anuncio que no quiere ver nadie.
Y como a cada cosa hay que llamarla por su nombre, aunque
Caballas y yo nunca hemos tenido muchos puntos en común, sí
que estoy de acuerdo con ellos, en que el Gobierno de Ceuta,
ahora mismo, está trasnochado, está caduco y no parece tener
demasiados recursos para reponer aquello que se ha ido
deteriorando. De todas formas, y a cada uno hay que darle lo
suyo, en el Gobierno de Juan Vivas hay personas válidas, no
todas pero sí algunas muy válidas, como es el caso de
Yolanda Bel, y no sé por qué me está dando la impresión de
que no va a seguir ahí. Particularmente lo siento, porque yo
no miro las siglas, eso está claro, yo me fijo en las
personas y en su actividad, y Yolanda Bel creo que tiene
méritos suficientes para poder estar en el Gobierno de
Ceuta. Así como suena y aunque a alguien, de dentro o de
fuera, le fastidie.
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