Está claro que “las cosas de Dios”
no las pueden cambiar los hombres y menos si esos van
encaminados a destruir o derrotar todo lo establecido
anteriormente.
Y comienzo así, porque este año, cosa que no se da casi
nunca, hemos tenido una Semana Santa de auténtico lujo, con
muy buen tiempo, desde Tarifa a Olot y desde Algeciras a
Santiago de Compostela, pasando por Hornachos, Navalvillar
de Pela, Vitigudino, Benavente o mi pueblo y no digamos
Calanda.
Ni una sola de las procesiones programadas se quedó sin
salir por algún tipo de inclemencias del tiempo, con lo que
aquellos o aquellas que hubieran gozado si el miércoles, el
jueves, o el viernes “hubieran caído chuzos de punta”, al
ver que así no hubieran podido salir esta o aquella
procesión, se habrán quedado con tres palmos de narices,
mirando al futuro, mientras la Macarena, el Cachorro y
cientos y cientos de pasos atravesaban Sevilla, Málaga,
Ávila, Valladolid y, naturalmente, mi pueblo, cada día lo
cito, porque lo considero oportuno al ser mío, por
nacimiento.
Aquello de, a la larga, prohibir o impedir la salida de las
procesiones de Semana Santa, no fue más que un “brindis al
sol”, en aquellos momentos, en los que a algunos les parecía
que todo el monte era orégano, cuando en el monte, en todos
los montes, además del orégano pueden crecer los “cardos
borriqueros”, las retamas, los piornos y cientos de ramajos
más.
Hoy, con el Domingo de Resurrección cerrando ya la Semana
Santa de 2015, unos podemos decir que hubo lo que tenía que
haber, otros, especialmente en el mundo de la hostelería,
dirán que semanas como ésta ayudan a cubrir las pocas
recaudaciones de un enero o un febrero nefastos, y los que
más lo deben haber notado, favorablemente, han sido los
dueños de las gasolineras, que hasta se han permitido el
lujo de haber bajado el gasoil y la gasolina, aunque es
cierto que aquí en Ceuta, al menos desde hace 10 días todo
ha seguido como estaba y sigo sin explicarme por qué cuando
hay subido más allá del estrecho, también, la hay aquí, y en
estos últimos días la ligera bajada que se ha dado en
Madrid, o en Castilla-León, no ha llegado a Ceuta. Para mí
está muy claro, aquí, cada día más, se tira de los impuestos
hacia arriba, con lo que incluso ahora, cuando vamos a
entrar en campaña electoral, podemos seguir teniendo
recaderos o subalternos, sin importar para nada que ese tipo
de “alevines” o de “benjamines” cuesten un riñón a Ceuta, o
lo que es igual, a todos los ceutíes que pagamos aquí
impuestos, yo por dos caminos, uno que tengo que pagar como
todo hijo de vecino que tenga una nómina más alta o más baja
y otro, en la factura del hotel de cada mes, con el IPSI que
nada me agrada, pero que, como todos los demás, lo tengo que
pagar.
Me he salido, queriendo, del tema de la Semana Santa que
deja el camino abierto a los que tendremos que ir a votar de
aquí a siete semanas, con lo que el año va a estar
entretenido para unos, con sobresaltos para otros y con la
pérdida del “enchufe adquirido” para muchas docenas de
“aspirantes a currantes del pico”, pero “sin pala”.
A partir de hoy comenzarán a recuperarse los costaleros,
para más tarde volver a prepararse con vistas a la que será
la próxima Semana Santa, que aquí, en España, seguirá
celebrándose y muy especialmente, si el año próximo nos
volviera a llegar como llegó este año, con sol, buen tiempo
y sin caer una sola gota de agua, mejor y es que para llover
bastante tenemos ya con lo que caiga en abril o en mayo.
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