La realidad. ¡Ah, la realidad! Si no nos gusta puede hacerse
algunas cosas: pactar con ella; cerrar los ojos para no
verla; mantenerlos abiertos, pero sin aceptarla
obstinadamente, es decir, negar lo evidente; u observarla,
prescindiendo de las convicciones ideológicas propias, es
decir, verla tal cual es, sin filtros. Cierto es que las
ideologías, la estupidez de lo políticamente correcto, la
pereza, la cobardía o la indolencia ayudan a que lo evidente
que está delante de nuestras narices sea poco manifiesto.
Sin olvidar, por supuesto, a los manipuladores de la
realidad, que se dedican a destilar falacias y mentiras en
los cerebros de quienes están dispuestos a creerlos. También
es cierto que la realidad acaba vengándose en aquellos que
han hecho caso omiso de ella.
A este respecto, parece que ya nos habíamos acostumbrado a
declaraciones peregrinas y extemporáneas sobre la
inmigración, pero hete aquí que llega la señora Mayda Daoud,
secretaria de inmigración del PSOE de Ceuta, y hace unas
declaraciones impropias de alguien que ostenta el referido
cargo de secretaria de inmigración de un partido
(posteriormente las matizaría, pero la primera impresión que
dio fue penosa), y a la que se le supone conocimiento
suficiente –y suficientes lecturas– sobre el fenómeno
inmigratorio, que ya no es tan nuevo como creemos –en
España, cuenta, por lo menos, con un par de décadas–, y arma
un tremendo alboroto, alboroto que se ha reflejado en la
prensa de la ciudad durante la semana pasada, y en
declaraciones de prebostes del partido popular y del mismo
delegado del gobierno en Ceuta. Declaraciones como “Conceder
asilo a cualquiera que llegue a Ceuta sin importar la manera
en que haya accedido a la ciudad, pues por el mero hecho de
que entre en Ceuta significa que lo que está buscando es
refugio” parecen mostrar, cuando menos, una ligereza y
carencia de argumentos adecuados que habiliten para
pronunciarse, con seriedad, sobre la inmigración; y el
“Nosotros siempre velamos por los derechos humanos”, resulta
ciertamente osado, por cuanto todos recordamos cómo gestionó
Zapatero las crisis inmigratorias en la valla de Ceuta no
hace muchos años. De estas declaraciones cabría llamar la
atención, aparte de lo que dice, sobre el ardor irreflexivo
de la señora Daoud para defender lo indefendible. No es que
se quiera hacer leña del árbol caído a este respecto, pero
salir a la palestra con un discurso de este cariz, como si
se quisiera pasar por campeón de la defensa de los
inmigrantes y de los derechos humanos, resulta, a estas
alturas, un tanto torpe, y huele demasiado a lugar común y a
declaración de manual.
Lo cierto es que a estas alturas de la película el único
pecado que no nos podemos permitir es el de la ingenuidad
respecto de la inmigración masiva. Ya no. Queremos creer que
esta inmigración masiva ilegal se ajusta al patrón que
tenemos de la inmigración, pero la realidad tozuda viene a
desengañarnos. Es de necios seguir perorando sobre si
concedemos patente de legalidad a los asaltos fronterizos,
escudándonos en los derechos humanos y en que son
“personas”, de lo cual nadie duda. En caso afirmativo, se
estaría premiando, recompensando, a quienes, violando las
fronteras, se instalan en nuestro país. ¿Qué les podríamos,
decir, en este caso, a esos inmigrantes que, cumpliendo con
la normativa vigente, con las leyes, permitimos que entren y
se instalen en nuestra sociedad? ¿Cuál es la diferencia
entre los legales y los ilegales? Esta manera de acceder a
un país –saltando por encima de las vallas– repugna la
inteligencia del ciudadano. Ya es de sobra conocida la
aceptación de los asaltos a la frontera bajo la coartada de
los derechos humanos.
Los hay quienes toman la inmigración a beneficio de
inventario; los hay quienes están sumidos en la indolencia y
en la pereza intelectual y tienen el sentido de
supervivencia atrofiado y embotado; y están, también, los
que obvian que el yihadismo terrorista se disfraza de
inmigración. En verdad, la realidad sería menos gravosa si
al menos aceptáramos “enfrentarla con los ojos bien
abiertos”. Todo esto es muy fácil verlo, porque salta a la
vista, pero muchos prefieren cerrar los ojos. Habrá que
darle la razón a J. A. Palacios Escobar cuando dice que
“dedicamos excesivo esfuerzo y atención a los mediocres y a
aceptar lo inaceptable”.
PD/ Recuerde: faltan 22 semanas para el 6º Centenario de la
conquista de Ceuta por los portugueses: el 21 de agosto de
2015)
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