La de estudiantes de Ceuta es una
residencia del siglo XXI, o al menos eso debería ser. Ayer,
en la sesión plenaria celebrada por los miembros de la
Asamblea, la parcela educativa tuvo un gran protagonismo.
Primero porque Caballas, con Aróstegui defendiendo la
propuesta urgente, vino a decir que la Educación va
perdiendo calidad y que va a ver escolares, que con el nuevo
decreto del MECD para Ceuta en lo que se refiere a la LOMCE,
que cuando concluyan sus estudios de la ESO no habrán tenido
un minuto de una asignatura como es la Filosofía, algo que
también advierte el CSI-F sobre el profesorado.
La segunda parte fue, como dijo Deu a Carracao, “una novela
de terror”. Y es verdad que la consejera llevaba mucha
razón, ya que no se alcanza a entender como en pleno siglo
XXI se pueda llamar Residencia de Estudiantes a cuarenta y
dos habitaciones que no cuentan ni con salones de ocio, ni
cocina, ni comedores ni tan siquiera un lugar para lavar y
secar la ropa. Lavadora y secadora, por supuesto que
tampoco.
Además, la Ciudad está esperando que la Universidad de
Granada, como dije la consejera de Educación, dé los bonos
para que los estudiantes puedan comer a precios asequibles
en la cafetería de la Campus Universitario.
Ayer se oyeron carencias que pusieron a más de uno los pelos
de punta, y es que es a todas luces inadmisible que se
construya una residencia para estudiantes y que al final, a
través de una chapuza más propia de Manolo y Benito, se
tengan que condenar cuatro habitaciones para convertirlas en
dos salones, uno de ellos para acoger lavadoras y secadoras,
al parecer. La pregunta llega a la mente al instante ¿Pero
quién ha sido el que ha ideado y diseñado esta residencia
par estudiantes?
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