Desde que en diciembre de 2011, la Asamblea General de la
ONU designara el 21 de marzo como Día Mundial del Síndrome
de Down, nos hemos esforzado en aumentar la conciencia
pública sobre las valiosas contribuciones a la sociedad de
las personas con Síndrome de Down. Estos ciudadanos,
promotores del bienestar y de la diversidad, reclaman con la
dignidad inherente a todas ellas el derecho a su autonomía e
independencia individual y a su libertad de tomar sus
propias decisiones.
Cuando en 2012 se celebró por primera vez el Día Mundial del
Síndrome de Down, el Secretario General de la ONU felicitó a
gobiernos, activistas, familias, profesionales y demás
personas de todo el mundo que han trabajado con intensidad y
pasión para hacer de este Día una realidad.
Las personas con síndrome de Down han estado relegadas
durante demasiado tiempo al margen de una sociedad exclusiva
e insolidaria. Aún son muchos los países en los que el
estigma y la discriminación se alimentan de obstáculos
jurídicos y barreras mentales que les impiden participar en
la vida diaria.
El lema que presidió la Conferencia del cuarto Día Mundial
del Síndrome de Down en la ONU ha sido: «Mis oportunidades,
mis opciones. Disfrutar de plena igualdad de derechos y el
papel de las familias».
La Declaración Universal de Derechos Humanos reconoce la
dignidad intrínseca y los derechos iguales e inalienables de
todas las personas, sin embargo, la discriminación contra
las personas con síndrome de Down y sus familias sigue
presente en muchos planos de la vida. La Convención de las
Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con
discapacidad reafirma que éstas, incluidas las personas con
Síndrome de Down, deben gozar de los derechos humanos en
igualdad de condiciones con las demás.
En el día de ayer, el Gobierno mantiene el compromiso
adquirido para seguir creando las condiciones que permitan
una participación directa y efectiva en nuestra sociedad de
las personas con síndrome de Down. Trabajando juntos,
podemos ayudar a construir un mundo más igualitario e
inclusivo que celebre la diversidad, esté exento de
discriminación y ofrezca iguales oportunidades para todos.
Porque la vida no va de cromosomas y la felicidad tampoco.
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