No se puede ver de otra forma, ni
siquiera el máximo exponente del deporte, como es un Mundial
de fútbol.
Y no se puede ver de ninguna otra manera, porque las
adjudicaciones de un Mundial a Sudáfrica, por ejemplo, o a
Qatar para el 2022, no habrían tenido sentido sin unos
fondos, siempre opacos, que nunca verán la claridad del día.
Es cierto que a España le vino bien aquel Mundial de
Sudáfrica, al haber sido el único que ganó, pero no menos
cierto es que, entonces lo hubiera ganado allí donde se jugó
o en Brasil o en Argentina si se hubiera disputado en
cualquiera de esos territorios.
Y lo que nadie entendió, entonces, ni se entiende hoy,
tampoco, es como se pudo conceder la organización de ese
espectáculo deportivo a un país que no estaba preparado
social, ni en infraestructuras para todo aquello.
Es cierto que cumplieron como otros, pero no menos es cierto
que, al menos, los primeros días no era fácil, ni mucho
menos, para los medios de comunicación, trabajar como se
merece para poder enviar la información de un acontecimiento
de ese tipo.
Llegados a esto ¿Cuánto costó a los organizadores, además de
lo que se sabe, la organización de aquel evento?. Ni se sabe
hoy, ni lo llegarán a saber jamás los habitantes de
Sudáfrica, además de que los de FIFA nunca lo van a decir,
por lo que a ellos les “tocó”.
Y ahora, otra del “oeste”, con la celebración para el 2022
del Mundial en Qatar y con fecha cambiada a todos los demás,
por cuanto se va a disputar en otoño y su final será el 18
de diciembre. Un buen regalo de Papá Noel para los que sean
campeones y mejor o más sabroso regalo para FIFA que volverá
con los bolsillos llenos, porque ahí van a ser generosos con
la imagen que quieren vender de unos territorios que para
nosotros, aunque ahora se sabe todo, son un verdadero
enigma. No se conoce más que el sofisticado lujo que se
muestra y los ríos de petróleo que se exportan.
Para FIFA fenomenal, pero para el fútbol mundial y
especialmente para el europeo una catástrofe, por cuanto se
comenzarán las competiciones, a los dos meses se pararán,
estarán dos meses detenidas, volverán a iniciarse y habrá
países, los de más fríos, que las volverán a parar otras
tres o cuatro semanas. En fin, un desastre.
Será ese el primer Mundial de fútbol que se va a disputar en
invierno, en los meses de noviembre, parte de él, y en
diciembre, la otra parte.
Una final para dar publicidad a un territorio, ya que ese
día 18 es el día nacional de Qatar.
Poco a poco, se van poniendo fechas a algo que, desde el
primer momento, era discutido por todos, teniendo en cuenta
las altas temperaturas del verano en Qatar y a eso FIFA ha
respondido no con lo mejor para el fútbol, que cualquier
decisión sería discutible, pero sí con la voluntad firme e
inamovible de jugarlo allí, aunque haya que mover todos los
cimientos del fútbol.
Ahora bien, que ser miembro de FIFA es algo súper rentable
nos lo demuestra el hecho de que personajes muy famosos del
mundo del fútbol como Beckenbauer o Platiní, éste presidente
de UEFA, no tengan el más mínimo pudor en aceptar todo eso
como normal, sin importarles para nada los trasfondos de las
grandes competiciones.
Si en otros terrenos hemos hablado cien veces de corrupción
o de presunta corrupción, aquí debe estar claro que más de
uno quedará marcado y manchado, presuntamente, por el dinero
de Qatar.
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