La nueva ley de Enjuiciamiento Criminal cambia la palabra
“imputado” por “investigado”. El Consejo de Ministros ha
aprobado este viernes el proyecto de ley de enjuiciamiento
criminal que acaba definitivamente con el término “imputado”
que tantos quebraderos de cabeza ha dado a los partidos a la
hora de justificar la defensa de alguno de los cargos que
están sometidos a una investigación judicial. A propuesta
del Consejo de Estado, la norma prevé que se denomine
“investigado” a quienes son llamados a declarar en presencia
de su abogado y “encausados” aquellos a los que una vez
avanza la investigación la justicia decide procesarles y
sentarles en el banquillo. La reforma procesal limita la
instrucción judicial a un plazo de seis meses para las
causas ordinarias y de dieciocho meses para los sumarios más
complejos, que podrán ser ampliables hasta alcanzar los
treinta y seis meses, cuando lo considere oportuno el juez
instructor y lo apoye el fiscal. No obstante, los plazos
máximos de la instrucción fijados por el anteproyecto
servirán como “referencias” y “compromisos” para finalizar
la investigación en esos períodos de tiempo, pero con una
flexibilidad que no establecerá topes máximos en la
instrucción. La reforma afecta también a la separación de
las piezas en los llamados macroprocesos, de manera que se
instruirá una causa por cada delito, y regulará por primera
vez el registro y la intervención de las comunicaciones
telefónicas y telemáticas como los SMS y el correo
electrónico.
La consideración de una persona como sujeto pasivo de una
atribución de culpa, sin que ello presuponga su autoría
cierta, se expresa también en otras palabras del lenguaje
jurídico: “denunciado”, “querellado”, “acusado”,
“inculpado”, “encausado”, “sospechoso”, “detenido”,
“investigado”, “procesado”, “juzgado”... Todas las cuales se
alejan de “convicto”, “condenado”, “sentenciado” o “penado”,
en las que ya sí se dan por probados los hechos que antes
sólo estaban atribuidos. Quizás los medios de comunicación
han manejado sin gran rigor todos esos términos jurídicos en
los últimos tiempos. Pero también los políticos, y hasta los
jueces y las leyes mismas. En efecto, hemos visto y oído en
los medios informativos que a un “acusado” (por la policía,
pongamos por caso) se le denominaba “imputado”, palabra que
requiere para su correcto uso jurídico la intervención de un
juez que determine al menos la existencia de un hecho
delictivo (antes incluso que la existencia de un supuesto
autor). También se ha definido como “denunciado” a alguien
contra quien no se había formalizado ninguna denuncia, sino
tal vez sólo una acusación verbal. Se aplicó el término
“procesado” a quien se hallaba inmerso en un procedimiento
abreviado, en el cual esa figura no existe; o se hablaba de
“investigado” como si eso ya implicara una sospecha, cuando
puede tratarse de procedimientos incluso rutinarios (por
ejemplo, una investigación fiscal aleatoria).Y hasta se
arrojaron sombras sobre alguien “convocado ante el juez”…
como testigo. En la norma todavía vigente, la simple
garantía procesal de que una persona acudiese ante el juez
acompañada de abogado ya permitía emplear la palabra
“imputado” (pues formalmente se le podía atribuir algo), aun
cuando quedara lejos la última fase de la instrucción en la
cual se establecieran los motivos para que fuese a juicio y
resultara por tanto “imputado” judicialmente. La futura ley
diferenciará esas dos fases mediante dos palabras distintas:
con un primer escalón en “investigado” y otro posterior en
“encausado”.
Es verdad, se retirará a muchos políticos el incómodo
término “imputado”, ese vocablo injusto que igualaba los
diferentes grados de implicación de cada momento procesal.
En eso salen ganando, sí. También con este cambio de
nomenclatura habrá que cambiar los distintos reglamentos
internos de los partidos políticos, los códigos de buenas
practicas de los políticos de nuestro país, ya que seria
engañar a los ciudadanos dejarlos tal y como están, pues al
no existir la palabra de “imputado”, ya nadie tendría que
asumir la responsabilidad que marcan los normas internas de
cada partido.
Este cambio supone un engaño y una tomadura de pelo a los
ciudadanos de esta país, los políticos piensan que los
españoles somos todos, y que cambiando una palabra no vamos
a identificar a los políticos corruptos, este no es el
momento de estos experimentos, todo este esfuerzo para tapar
las vergüenzas de los políticos inmerso en procesos
judiciales por corrupción, y que los partidos políticos no
quieren separar de la vida publica. Y se preguntan porque
están subiendo partidos populistas, aquí tiene la respuesta,
mientra que los partidos políticos trabajen para defender y
proteger a los políticos corruptos para que continúen en la
vida publica y no sena expulsado, los ciudadanos seguirán
viendo como única salida a este robo políticos, partidos
populistas o quedarse en casa en vez de ir a votar.
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