El Muelle de Poniente se ha convertido en un ‘coladero’ de
inmigrantes por donde campan a sus anchas decenas de
extranjeros de todas las edades que buscan una oportunidad
para esconderse en bateas y barcos que vayan hacia la
península o persiguen la posibilidad de robar mercancía de
las bateas que se almacenan en la zona esperando a ser
cargadas. La situación no es nueva, pero si se está
agravando y cada día perjudica más a los transportistas,
según denuncian desde la Asociación de Transportistas de
Ceuta. Estos se han convertido en vigías por necesidad ya
que se ven obligados a registrar las bateas palmo a palmo
antes de pasar el control portuario para detectar si algún
inmigrante se ha colado. Sin embargo, si alguno se les
escapa esto les lleva como imputados por un delito contra
los extranjeros ante la justicia.
Esta misma semana uno de los trabajadores que carga las
bateas en los barcos ha tenido que acudir a declarar porque
le encontraron un inmigrante en la batea. Indignado, el
afectado, cuenta como es imposible controlar lo que se ha
convertido en un descontrol. En el muelle, los inmigrantes
se ven a plena luz del día y cuando llegan barcos como el
que traslada la basura a la península “se ven decenas de
hombres que intentan colarse de cualquier forma”, cuentan
los transportistas. Todo a pesar de que la zona está
restringida al paso de personal autorizado, es decir,
trabajadores del muelle o transportistas.
Los métodos para burlar la seguridad se han ido sofisticando
y Manuel Sánchez, vicepresidente de la Asociación de
Transportistas, cuenta como los inmigrantes tienen incluso
sierras con las que agujerean las bateas y las manipulan
para hacer un doble fondo en el que esconderse tanto en los
bajos del camión como en el interior. Por fuera utilizan
maderas para mantenerse adheridos al camión, mientras que
por dentro se valen de lonas para que parezca el fondo del
camión cuando en realidad es un doble fondo.
Además de intentar colarse en las bateas, los inmigrantes
también las rompen para robar lo que hay dentro de ellas y
vender luego la mercancía. Sánchez asegura que están
organizados por mafias que les pagan por robar y luego
distribuyen los productos en la zona fronteriza.
Pérdidas económicas
Mientras, las navieras y las empresas de transporte van
asumiendo las pérdidas derivadas de las manipulaciones de
las bateas y de los robos. Sánchez cuenta como uno de los
casos más graves se dio cuando uno de esos camiones salió
ardiendo al coger carretera en Algeciras. Un inmigrante que
consiguió burlar la vigilancia dejó una chaqueta en el
colector de escape y eso provocó el incendio. El camión
quedó inservible y los transportistas están hartos de ver
impotentes como no se pone remedio a esta situación y se
echa a los inmigrantes de la zona portuaria.
Sánchez alerta también de que se han llegado a producir
agresiones a transportistas y agentes de la Guardia Civil.
“Si pillas a un inmigrante escondido o intentando colarse,
incluso te saca un cuchillo y te amenaza”, traslada,
indignado con esta situación. Además, este empresario señala
que los apedreamientos son habituales en la zona. Incluso
los propietarios de los almacenes que se encuentran en esta
parte denuncian que hay robos continuos.
Ante esta situación, desde la asociación de transportistas
exigen que haya más vigilancia en el puerto y que se actúe
de una ver por todas contra estos inmigrantes que están en
el muelle a plena luz del día de forma ilegal y causando
problemas a los trabajadores sin que se haga nada por
deternerlos. Según explican, la Guardia Civil les traslada
que su labor es control fiscal y en la zona de acceso,
mientras que la Policía Portuaria no cuenta con personal
suficiente para actuar. Ellos, hartos de que no se les
escuche, piden a las administraciones que intervengan de
inmediato.
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