Se ha dado el pistoletazo de
salida para las próximas elecciones y el pueblo llano, ese
pueblo al que los políticos llaman “soberano”, cuando sólo
es de garrafón y libre para decir lo que siente un par de
segundos, el tiempo de depositar la papeleta en la urna.
Ese pueblo, de “garrafón por cierto, tiene que escuchar cada
día, todas las cosas que dicen los políticos de turno, de
alguna forma hay que llamarles, que esperan conseguir un
sillón de poder, ofreciéndoles a sus futuros votantes todo
lo que se puede ofrecer y mucho más.
Son tantos y tantos los que prometen darnos, que usted por
supuesto se plantea muy en serio, después de leer los
programas de los distintos partidos que se presentan a esas
elecciones, ante tan grandes ofrecimiento a quién va a
votar, dependiendo de lo prometido por unos o por otros.
Por más vueltas que le dé usted a su cabeza, para despejar
las posibles dudas, siempre tendrá el mismo dilema y la
misma pregunta, a quién votar, porque son tantas las cosas
que prometen, que siembra la duda hasta ante el más sensato
de los votantes que han de acudir a las urnas
La duda está sembrada, tanto en cuanto, si usted vota a tal
partido, se puede quedar sin percibir muchas cosas que les
prometen los contrarios, y que le pueden reportar a usted y
sus familiares más directos unos grandes beneficios.
Ante ese dilema usted piensa que ante la “duda la más pis
tonuda”. O sea echa una moneda al aire, y si sale cara le da
su vota a este partido y si sale cruz se la da al contario.
La vedad es, simple y llanamente, que le dé el voto a quien
se lo dé, nunca acertará del todo y siempre cuando ese
gobierno que tanto le prometió se ponga en marcha, igual
usted se arrepiente de haberle dado su voto.
No se preocupe, ni tenga la menor duda, los programas están
para no cumplirlos y todas las promesas que hacen los
políticos en campaña cuento chino de todo a cien. Así que
vote a quine vote, su voto no vale para nada, porque una vez
emitido y dentro de la urna, el partido al que usted haya
votado, hará lo que más le convenga, sin que usted tenga
derecho nada más que al pataleo.
Algunos partidos prometen tantas cosas, que algunas de
ellas, por ser imposible cumplirlas te da la risa y a la vez
estupor de que además de tomarte por tonto, les haya servido
de trampolín para conseguir un sillón de poder y, después,
si te he visto no me acuerdo.
Te prometen, por un suponer, que se van a acabar los
desahucios, que todos trabajemos o no le demos un palo al
agua, vamos a tener un sueldo, que las cosas importantes las
vamos a decidir entre todos pues, para ello, se hará para
cada ocasión un referéndum, donde todos aportaremos nuestros
votos, y se hará lo que decida la mayoría.
Mire usted, amigo guardia, esa cosa de por todo un
referéndum me gusta. Nos vamos a pasar la vida de voto en
voto, y tiro porque me toca. Le ha tocado a usted:”¡¡que
alegría, que alboroto, le ha tocado otro perrito piloto!!”
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