La Policía Nacional dio ayer un
nuevo golpe al yihadismo con la detención de dos miembros
integrados en la célula que fue desmantelada parcialmente el
pasado 24 de enero, pocas fechas después de los graves
atentados ocurridos en París.
Como bien dice el ministro del Interior, Jorge Fernández
Díaz, ningún país está exento en la actualidad de la amenaza
yihadista, a lo que habría que agregar que no sólo ningún
país, sino también que ninguna ciudad lo está. Esto viene a
colación a raíz de calificar, por parte de algunos, a Ceuta
como cantera de esta lacra, el yihadismo. Esto nada tiene
que ver con la realidad, ya que así lo demuestran muchos
hechos. Sólo hay que tirar de hemeroteca para darse cuenta
que eso es así. No se puede criminalizar a todos los
practicantes de una religión, que en el caso de Ceuta viven
en perfecta armonía, por las actuaciones que tengan
determinados individuos.
Y es que es fácil, muy fácil, analizar los hechos desde
fuera de Ceuta. Para poder hablar hay que vivir aquí o, al
menos, pasar una temporada y conocer la ciudad y sus gentes.
Era precisamente ayer cuando le preguntaban al director del
Real Instituto Elcano sobre lo relativo al yihadismo,
argumentando que Canarias no es lo que preocupa en estos
momentos es Ceuta y Melilla. La pregunta era lógica, ya que
los responsables del Instituto estaban presentando el último
trabajo realizado en Las Palmas de Gran Canaria. Pero las
palabras del director han sido malinterpretadas en muchas
ocasiones en esta ciudad, ya que hay muchos que opinan y no
saber leer entre líneas; luego se oye lo que se oye. Claro
que preocupa Ceuta y Melilla; es lógico. O es que acaso
alguien va a negar que las dos son ciudades fronteras de
Europa con otro continente.
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