Buenos días, gente.
La belleza de un fin de semana pre primavera no tiene
comparación alguna.
Un fin de semana con el sol brillando en su recorrido
habitual (de un minuto más cada día) y a veces apretando
tanto hasta hacer sudar a quienes siguen vistiendo ropa de
invierno.
Un fin de semana pasado en la ciudad del municipio más
grande de la provincia de Cádiz, el segundo de la comunidad
autónoma de Andalucía y el sexto del país. Me refiero,
obviamente, a Jerez conocida también por Jerez de la
Frontera, en alusión a la frontera con Granada en tiempos de
Boabdil, y es de mayor dinamismo económico que la capital de
la provincia, además de tener uno de los mayores censos de
parados de todo el país.
Su centro histórico es Bien de Interés Cultural con la
denominación de Conjunto Histórico Artístico.
Fin de semana en la que fue ciudad centrada en la industria
vinícola hasta el comienzo de la crisis bodeguera de los 90
y ahora se centra en el turismo aprovechando sus señas de
identidad: vino/brandy, flamenco y caballos además del
Mundial de Motociclismo.
Precisamente por esa misma crisis disfrutamos de la
celebración del Día de Andalucía en una enorme nave que
perteneció a una Bodega hoy desaparecida, a la que fuimos
invitados.
No voy a relatar las vicisitudes de los actos que se
desarrollaron en ese Día de Andalucía, bastante peculiar,
porque de eso ya se encargan los reporteros de turno.
Algún que otro jerezano, del círculo de mis amistades, me
pide que asista el próximo viernes al mitin del PP en que
hablará Mariano Rajoy junto al candidato andaluz, Juanma
Moreno. Le indico que desista de hacerme eso porque jamás,
lo reafirmo, jamás acudiría a un lugar donde se encuentre
ese señor, ni aunque me invitara personalmente.
Menos aún cuando el candidato andaluz promete crear 100.000
empleos… más de lo mismo. Creo que esta campaña electoral
estará llena de promesas, falsas promesas.
Mientras, que en la región siguen siendo detenidos por el
fraude de los cursos de formación, el juez Pablo Rafael Ruz
Gutiérrez (Madrid, 1975) no acepta subirle el ‘sueldo’ a
José Luis Bárcenas Gutiérrez (atención a los apellidos
maternos), porque considera que con 300 euros mensuales
puede comer perfectamente.
Bueno, con 300 euros tal vez pueda comer decentemente una
persona sola pero no tendrá suficiente para los demás gastos
(luz, agua, gas, etc.) y de eso sabe mucho demasiadas
familias que residen en el umbral de la pobreza y se ven
abocadas al desahucio, en casos, o al abandono social total.
La pretensión de José Luis Bárcenas Gutiérrez me produce una
risa espantosa.
Si es capaz de pedirle al juez que le aumente su asignación
mensual… cuando está esquiando de un lugar totalmente
inasequible para la mayoría de las familias ubicadas en el
umbral de la pobreza, no escribamos sobre los que viven
detrás del mencionado umbral, ignorando yo como consigue
mantener esa cara tan dura, será capaz de pedirle al Dios de
su fe que le acoja en su seno libre de pecados.
En otro orden de cosas, mientras la OCDE insta al Gobierno
del país que suprima las medidas fiscales y las subvenciones
económicamente ineficientes y perjudiciales para el medio
ambiente… el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro Romero,
responde con un descojonante “No es el momento de implantar
nuevos impuestos”. ¿A qué designio corresponde esta salida
respecto a la sugerencia de la OCDE?
¿Para suprimir subvenciones serán necesarios más impuestos?
De verdad que no lo entiendo si no es que se refiera al
relanzamiento de las ecotasas.
De lo que sí estoy seguro es que en este país tenemos dos
ministros de los que no estoy seguro del funcionamiento de
sus respectivas carteras. En temas de subvenciones al
comercio o a la industria responde Cristóbal Montoro Romero
y a temas de deudas, caso Grecia, responde el otro ministro,
Luis de Guindos Jurado (Madrid, 1960). ¡¡Qué lío con dos
ministros dedicados a casi los mismos temas!!
Por otra parte, la OCDE tiene razón en el tema de las
tierras destinadas a macro construcciones turísticas y de
transportes, a las que por lo visto son muy dados los
peperos, contribuyen a poner en riesgo la naturaleza en el
país.
En fin, la vida sigue y yo también, esperando seguir con
estos galimatías problemáticos que avalan la crisis
inventada por los conservadores y de la que se regocijan
asegurando que está finiquitada.
|