Más de 800 personas han formado parte de la Casa de Estudios
de Ceuta (CE-70) que fundó Pedro Gordillo hace ahora más de
cuarenta años para ayudar a los jóvenes sin recursos para
que estudiaran fuera de la ciudad. Arquitectos, ingenieros,
médicos, abogados... Hoy muchas de las profesionales que
ocupan cargos públicos en Ceuta y más allá del Estrecho
están vinculados a esta organización que se ha quedado
huérfana tras la muerte de su fundador y así lo reconocía
ayer Antonio Moreno Serrano, directivo de la asociación.
“Pedro era un padre para todos nosotros”, aseguraba
consternado por una muerte que no esperaban.
“La iniciativa y la labor de Pedro fue y es un gran impulso
para la juventud de la sociedad ceutí”, quiso destacar
Moreno, que es uno de los antiguos alumnos que han pasado
por la Casa de Estudios. Para él, Gordillo abrió la
posibilidad a los jóvenes sin recursos para que pudieran
optar a una educación que no se ofrecía en Ceuta. Una labor
de la que no se ha desvinculado nunca y así lo apuntaba ayer
Serrano. “Siempre ha estado al pie del cañón, aunque ya no
estaba en la directiva, le gustaba acudir a las reuniones, y
dar su consejo porque disfrutaba y le daba vida estar ahí”,
afirmaba.
Serrano recuerda de Gordillo los valores familiares que
inculcó entre los jóvenes que estudiaron gracias a esta
organización y ahora a pesar de que se han quedado “en gran
parte huérfanos” esperan continuar su legado porque “hay
muchos estudiantes y muchos solicitantes que siguen contando
con la Casa de Estudios”. Una labor que siempre irá ligada a
la imagen de Gordillo.
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