La Consejería de Medio Ambiente, Servicios Comunitarios y
Barriadas, mediante la empresa municipal Obimasa, ha
terminado la Campaña de tratamiento contra la procesionaria
del pino en los espacios naturales de Ceuta 2014-2015,
durante la que ha observado unos niveles de infestación
similares al invierno anterior, cuando tampoco se sobrepasó,
en ningún caso, el nivel 3.
Según informan los servicios técnicos pertinentes, los
niveles de infestación se vienen manteniendo relativamente
estables, con las lógicas fluctuaciones interanuales,
variables según zonas, desde hace siete anualidades. En
concreto, en esta última campaña, cabe destacar un aumento
del nivel de infestación en la subida de Esparta, donde hay
pino canario, y, por el contrario, una disminución del
número de bolsones nido de procesionaria en la cuenca del
embalse del Renegado.
Mención aparte merece el rodal de pino de monterrey de
Aranguren, prácticamente eliminado por el incendio forestal
del pasado 9 de julio, donde precisamente por esa razón
apenas se han observado bolsas nido.
La superficie que ha sido objeto de tratamiento ronda las 15
hectáreas, una extensión similar a la del invierno pasado, y
las bolsas nido destruidas han sido unas 2.600. Para ello,
el personal especializado de Obimasa que ha intervenido ha
efectuado más de 3.000 disparos –entre un 15 % y un 20 % de
los bolsones requiere más de un disparo-.
Ese es, el de los disparos de escopeta, el método elegido
para el tratamiento de esta plaga en Ceuta, porque las
fumigaciones o tratamientos químicos masivos, además de
generar efectos colaterales negativos sobre la fauna
asociada, solo son viables en masas extensas y continuas de
pinar, donde se aplican con medios aéreos, algo que no es
viable aquí por la propia conformación de las masas de pinar
locales, dispersas, poco extensas y enclavadas en
topografías abruptas.
En concreto, se destruyen los bolsones nido con disparos de
escopeta cuando las orugas se encuentran en sus últimas
fases larvarias, que en Ceuta se corresponde con las fechas
en que se realizan estas campañas periódicas, es decir, en
invierno. Y es que en ese momento, las orugas permanecen
durante el día protegidas en el interior de las bolsas nido.
El comportamiento demográfico cíclico de esta especie, que
depende en buena medida de factores ambientales, sobre todo
climatológicos, hace necesario continuar con este tipo de
tratamiento en próximos inviernos, apuntan desde Obimasa, ya
que no se puede descartar que haya repuntes de infestación
en el futuro. El mismo servicio explica que en áreas
cercanas de Marruecos se observan infestaciones más o menos
severas de procesionaria en los últimos años y estas actúan
como focos recurrentes de dispersión y propagación de la
especie.
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