La imagen de inmigrantes a bordo de pateras se ha quedado en
un segundo, tercer o cuarto plano en Ceuta. Ahora se
utilizan más los “vehículos pateras” para introducir a los
subsaharianos en España sin despertar sospechas.
El incremento de las medidas de seguridad en el Estrecho de
Gibraltar, tanto con las cámaras de vigilancia del SIVE como
las propias de la Guardia Civil o de Salvamento Marítimo, ha
provocado un cambio en los modos de entrar en la ciudad
autónoma.
Para ello, las redes que trafican con seres humanos utilizan
coches, según han informado a Efe fuentes policiales, que
son especialmente preparados en talleres clandestinos de
Marruecos, donde se les quitan piezas al motor, dejando
únicamente las imprescindibles para circular.
Los inmigrantes son escondidos en el salpicadero o bien en
los asientos traseros, que son especialmente preparados para
que quepa una persona pero en condiciones infrahumanas, con
poco espacio para respirar y retorcido.
Como novedad, los agentes han constatado que los vehículos
suelen tener las matrículas falsificadas, ya que se trata de
organizaciones perfectamente estructuradas donde cada uno
juega un papel determinado.
Algunos se dedican al robo o adulteración de las matrículas,
otros trabajan en los talleres, otros contactan con los
inmigrantes y otros conducen los vehículos, que suelen ser
tanto de Ceuta como de Marruecos.
En lo que va de año la Guardia Civil y la Gendarmería
marroquí han descubierto a más de 20 inmigrantes
subsaharianos escondidos en el interior de estos vehículos,
según los datos aportados a Efe por fuentes policiales.
El último caso se produjo el pasado lunes cuando un vehículo
kamikaze cruzó la frontera con dos inmigrantes escondidos en
el coche y, posteriormente, sus dos ocupantes se dieron a la
fuga y dejaron abandonados a los subsaharianos, que fueron
rescatados en buen estado.
La frontera del Tarajal que separa Ceuta de Marruecos está
considerada una de las de mayor tránsito de la Unión Europea
al soportar el paso diario de más de 20.000 personas y un
número superior a los 2.500 vehículos.
Esta situación motiva que los agentes emplazados en la
aduana tengan que conjugar la labor de seguridad con la de
agilidad en el tránsito para no provocar retenciones que
perjudicarían los accesos, según ha dicho a Efe un agente de
la Guardia Civil.
En este sentido, la astucia de los funcionarios del
instituto armado suele jugar un papel fundamental a la hora
de detectar este tipo de prácticas ilegales. “No se puede
revisar a fondo todos los coches, es imposible”, ha
explicado este agente.
Por este motivo, los agentes realizan estos controles a los
conductores que infunden sospechas, bien mostrando
nerviosismo o por otras circunstancias que pueden hacer
entender que están cometiendo un delito.
Ahora los “vehículos pateras” son la “especialidad”
migratoria de la casa. Al menos así lo reflejan las
estadísticas.
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