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OPINIÓN - JUEVES, 26 DE FEBRERO DE 2015

 
OPINIÓN / CARTAS AL DIRECTOR

Sr. Juan Carlos Pérez Blanca

Por A. Domínguez*


Apreciado amigo

Perece ser que por el contenido dirigido a tu persona en relación, en parte a la odisea del historial muy superficialmente contado en el Diario digital elpueblodeceuta.com por parte del Sr. Jesús Carretero; desearía añadir ampliar e informar a los seguidores de este diario como a los simpatizantes de Juan Carlos Pérez Blanca, una información que dedico en exclusiva para él, pues creo que no solo dispone de estas ligeras virtudes y que quizás una parte de la sociedad desconoce y otras que trascienden cualquier forma de entendimiento ordinario.

Juan Carlos, la vida sirve como escuela para aprender la verdad. Se aprende viviendo y experimentando cada aspecto de nuestra existencia a la luz de la verdad. Vivir significa sembrar y cosechar. De lo no sembrado nada se recoge, lo único que nos queda de todas las experiencias de la vida es lo que logramos aprender.

Cada vida es un rompecabezas que tenemos que ir armando con ingenio y voluntad, generalmente las cosas no son como nosotros las sentimos, pero debido al miedo a equivocarnos pasamos mucho tiempo sin saberlo.

Desde que tenemos uso de razón, nos ha gobernado el miedo. Nuestra reluctancia a mostrarnos en desacuerdo con la opinión imperante, nos ha condenado al conformismo. Una especie de sepultura psicológica que nos obliga a alimentarnos de la energía de los demás como vampiros. No obstante, esta no es nuestra única alternativa. La continua posibilidad de aprender que ofrece la vida es nuestra oportunidad para cambiar cuando la necesidad de saber se convierte en compromiso y, madura debido a la sinceridad de la persona. Ésta comienza a salirse de los márgenes de su mentalidad conformista y abandonando los esquemas previos, se exige a sí misma lo que está más allá de lo conocido, porque ve perfectamente posible integrarse en el seno de lo inconmensurable.

El compromiso es un acto de opción libre, movido por la convicción que nos permite tolerar con paciencia las dificultades. Quien se compromete a aprender todo aquello que lo puede devolver a su estado de conciencia original, es realmente inteligente; y no me cabe la menor duda, que Juan Carlos entra dentro de esta línea.

Aprender es recuperar la esencia del conocimiento olvidado para volver a ser conscientes de todo aquello que sostiene nuestra existencia y armonizar con ello, sabiendo que nada existe fuera de los Brahmas como gurús de la humildad. Juan Carlos, se puede decir con certeza, que es un representante del saber por la humildad, así, nuestro aprendizaje deberá estar dirigido hacia esa dirección. En realidad, nuestra necesidad de aprender está impulsada por un sentimiento de orfandad provocado por nuestro enclaustramiento en la materia. Queremos aprender porque estamos sedientos de verdad. Aprender es beber. Y así como las aguas de las montañas que son las más puras, así también las aguas montañosas de la literatura védica son las más recomendables para calmar la sed de nuestra personalidad.

Tan solo se trata de aprender la verdad acudiendo a un maestro de gran espíritu, y no cabe lugar a dudas que Juan Carlos es parte de esa filosofía espiritual. Es un hombre al que se le debe hacer preguntas de un modo sumiso y prestarle servicio. Las personas auto-realizadas como es él, pueden impartirnos lo más profundo del conocimiento porque han visto la verdad.

Todos llevamos la semilla de la verdad en nuestro interior y tal como una semilla lucha por salir de la tierra para transformarse en planta, así tenemos que luchar para transformar nuestra esperanza en realidad. Nuestro ferviente deseo de comprender nos permitirá aprender a trascender, y no me cabe duda, de que Juan Carlos sabe trascender en los tiempos.

Había una vez un hombre que deseaba comprender la verdad. Fue a buscar a un sabio y le preguntó si él le podría aceptar como discípulo. El sabio le respondió:

- No tengo tiempo por favor márchate.

El hombre se marchó, pero al poco tiempo regreso, rogando al maestro que le enseñara el camino de la verdad, pero el maestro le volvió a decir:

- No tengo tiempo para ti, por favor márchate.

Después de algún tiempo, el hombre volvió persistiendo con su demanda. Entonces el maestro le dijo:

- Ven conmigo.

Y lo llevó a un estanque cercano lleno de agua. Ambos entraron en el agua, El maestro mantuvo al aspirante debajo del agua durante unos momentos y cuando estaba a punto de ahogarse lo soltó y le preguntó:

- ¿qué es Io que más había deseado cuando estabas bajo el agua? EI hombre respondió; que lo que más había deseado era el aire. Seguidamente el maestro le dijo:

-Cuando anheles la verdad tan desesperadamente como el aire, entonces la obtendrás.

Creo que Juan Carlos es este maestro que identificó en este pasa tiempo. Es un

Maestro para enseñar conocimientos que emanan de lo más profundo del alma.

Éste que sirvió bajo su mando cuando era capitán, Juan Carlos en la 6” Bandera y 11 CIA. II Tercio Duque de Alva.

* Profesor en criminología, psicoanalista, investigación privada y experto en ciencias védicas. Presidente de la A. Española de Investigación, prensa y Peritos Judiciales. Presidente de la A. Escuela Europea de Criminología, Criminalistas e Investigación.
 

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