Apreciado amigo
Perece ser que por el contenido dirigido a tu persona en
relación, en parte a la odisea del historial muy
superficialmente contado en el Diario digital
elpueblodeceuta.com por parte del Sr. Jesús Carretero;
desearía añadir ampliar e informar a los seguidores de este
diario como a los simpatizantes de Juan Carlos Pérez Blanca,
una información que dedico en exclusiva para él, pues creo
que no solo dispone de estas ligeras virtudes y que quizás
una parte de la sociedad desconoce y otras que trascienden
cualquier forma de entendimiento ordinario.
Juan Carlos, la vida sirve como escuela para aprender la
verdad. Se aprende viviendo y experimentando cada aspecto de
nuestra existencia a la luz de la verdad. Vivir significa
sembrar y cosechar. De lo no sembrado nada se recoge, lo
único que nos queda de todas las experiencias de la vida es
lo que logramos aprender.
Cada vida es un rompecabezas que tenemos que ir armando con
ingenio y voluntad, generalmente las cosas no son como
nosotros las sentimos, pero debido al miedo a equivocarnos
pasamos mucho tiempo sin saberlo.
Desde que tenemos uso de razón, nos ha gobernado el miedo.
Nuestra reluctancia a mostrarnos en desacuerdo con la
opinión imperante, nos ha condenado al conformismo. Una
especie de sepultura psicológica que nos obliga a
alimentarnos de la energía de los demás como vampiros. No
obstante, esta no es nuestra única alternativa. La continua
posibilidad de aprender que ofrece la vida es nuestra
oportunidad para cambiar cuando la necesidad de saber se
convierte en compromiso y, madura debido a la sinceridad de
la persona. Ésta comienza a salirse de los márgenes de su
mentalidad conformista y abandonando los esquemas previos,
se exige a sí misma lo que está más allá de lo conocido,
porque ve perfectamente posible integrarse en el seno de lo
inconmensurable.
El compromiso es un acto de opción libre, movido por la
convicción que nos permite tolerar con paciencia las
dificultades. Quien se compromete a aprender todo aquello
que lo puede devolver a su estado de conciencia original, es
realmente inteligente; y no me cabe la menor duda, que Juan
Carlos entra dentro de esta línea.
Aprender es recuperar la esencia del conocimiento olvidado
para volver a ser conscientes de todo aquello que sostiene
nuestra existencia y armonizar con ello, sabiendo que nada
existe fuera de los Brahmas como gurús de la humildad. Juan
Carlos, se puede decir con certeza, que es un representante
del saber por la humildad, así, nuestro aprendizaje deberá
estar dirigido hacia esa dirección. En realidad, nuestra
necesidad de aprender está impulsada por un sentimiento de
orfandad provocado por nuestro enclaustramiento en la
materia. Queremos aprender porque estamos sedientos de
verdad. Aprender es beber. Y así como las aguas de las
montañas que son las más puras, así también las aguas
montañosas de la literatura védica son las más recomendables
para calmar la sed de nuestra personalidad.
Tan solo se trata de aprender la verdad acudiendo a un
maestro de gran espíritu, y no cabe lugar a dudas que Juan
Carlos es parte de esa filosofía espiritual. Es un hombre al
que se le debe hacer preguntas de un modo sumiso y prestarle
servicio. Las personas auto-realizadas como es él, pueden
impartirnos lo más profundo del conocimiento porque han
visto la verdad.
Todos llevamos la semilla de la verdad en nuestro interior y
tal como una semilla lucha por salir de la tierra para
transformarse en planta, así tenemos que luchar para
transformar nuestra esperanza en realidad. Nuestro ferviente
deseo de comprender nos permitirá aprender a trascender, y
no me cabe duda, de que Juan Carlos sabe trascender en los
tiempos.
Había una vez un hombre que deseaba comprender la verdad.
Fue a buscar a un sabio y le preguntó si él le podría
aceptar como discípulo. El sabio le respondió:
- No tengo tiempo por favor márchate.
El hombre se marchó, pero al poco tiempo regreso, rogando al
maestro que le enseñara el camino de la verdad, pero el
maestro le volvió a decir:
- No tengo tiempo para ti, por favor márchate.
Después de algún tiempo, el hombre volvió persistiendo con
su demanda. Entonces el maestro le dijo:
- Ven conmigo.
Y lo llevó a un estanque cercano lleno de agua. Ambos
entraron en el agua, El maestro mantuvo al aspirante debajo
del agua durante unos momentos y cuando estaba a punto de
ahogarse lo soltó y le preguntó:
- ¿qué es Io que más había deseado cuando estabas bajo el
agua? EI hombre respondió; que lo que más había deseado era
el aire. Seguidamente el maestro le dijo:
-Cuando anheles la verdad tan desesperadamente como el aire,
entonces la obtendrás.
Creo que Juan Carlos es este maestro que identificó en este
pasa tiempo. Es un
Maestro para enseñar conocimientos que emanan de lo más
profundo del alma.
Éste que sirvió bajo su mando cuando era capitán, Juan
Carlos en la 6” Bandera y 11 CIA. II Tercio Duque de Alva.
* Profesor en criminología, psicoanalista, investigación
privada y experto en ciencias védicas. Presidente de la A.
Española de Investigación, prensa y Peritos Judiciales.
Presidente de la A. Escuela Europea de Criminología,
Criminalistas e Investigación.
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