Este fin de semana me he quedado
en casa. No me apetecía salir, ni a mi familia, por las
pocas ganas que tenemos a pesar de que el día es magnífico,
con mucho sol.
Lo disfrutamos en la terraza, con vistas al Mediterráneo y
al mercadillo dominical donde venden todo tipo de confección
y marroquinería. A saber de dónde sacan esas piezas de
confección y ese surtido de cuero trabajado de diversas
formas… aunque yo no creo que la mayoría de los artículos
expuestos sean de auténtico cuero.
Bajar y preguntárselo a cualquiera de los vendedores o
vendedoras callejeras es tela marinera, por lo que no lo
hago ni me apetece, además casi nunca compramos en esos
mercadillos. He marcado el ‘casi nunca’, porque a veces
compramos algunas piezas de recambio para nuestras cosas
antiguas como para cámara de vídeo de la que no consigo ni
un recambio en las casas de la marca.
Eso de no encontrar piezas de recambio para nuestros
aparatos domésticos y similares es una constante de los
fabricantes… si se estropean, ¡hala!, a mandarlo al desguace
y adquirir otro nuevo con más controles modernos.
Bueno, parece ser que la gente de las altas instancias, se
reúnen en una especie de mercadillo para intercambio de
ideas con las que seguir esquilmando al ciudadano y
metiéndonos supuestos escándalos en forma de cortinas de
humo de todos los colores.
Que el socialista Pedro Sánchez Pérez-Castejón manifieste
que “huele a podrido cuando Bárcenas no devuelve un euro y
cumple su pena yendo a esquiar…” en da la sensación de que
se le ha metido una viga enorme en su ojo izquierdo y sigue
sin darse cuenta.
¡Hombre, Pedro Sánchez Pérez-Castejón! ¿No huele podrido por
abajo y por el centro?, ya me dirás a qué huele los
desbarajustes socialistas en Andalucía y otros lares.
Deja a Luis Bárcenas Gutiérrez tranquilo, ya tiene a los
jueces encima y además no tiene ninguna pena impuesta, que
se sepa, porque aún no lo han juzgado. ¿Tan lerdo eres?
En cuanto a lo manifestado irónicamente por Rafael Català
Polo (Madrid, 1961), ministro de Justicia, sobre la pena de
cadena perpetua… que traduce por “prisión permanente
revisable”, no hacía falta que copiara una frase del segundo
ministro más criticado de todos los tiempo, me refiero a
José Ignacio Wert Ortega (Madrid 1950).
Vamos a ver, señores ministros peperos, ¿por qué meten a los
niños en vuestros faroles?, lo de Barrio Sésamo no encaja ni
con punzón. Además el significado de la pena de cadena
perpetua y prisión permanente revisable es, desde el punto
de vista objetivo, lo mismo siempre que sea aquí, en éste
país, porque tal como llevan los de la Justicia el tema de
las prisiones… ¡vamos, no jodas!, si a tu querido Luis
Bárcenas Gutiérrez casi lo dejan en prisión permanente
revisable cuando tenía que haber salido en libertad mucho
antes.
Sí, ya sé que eso es cosa del Director de Prisiones… lo que
decía ¡desbarajustes!
¡Con la iglesia hemos topado, de nuevo!, ¿Cómo es posible
que en este país acosen, con intentos de echarlo a los
leones, a Juan Carlos Monedero Fernández por haber ganado
con su trabajo más de 400.000 euros y no hagan lo mismo con
Antonio María Rouco Varela (Villalva, 1936) por sacar
500.000 euros de la caja de la Iglesia para comprarse un
ático de lujo?
Juan Carlos Monedero Fernández ha sacado ese dinero con el
sudor de su frente y Antonio María Rouco Varela lo ha sacado
con el sudor de todos los ciudadanos del país menos del
suyo. En referencia a lo que manifestó irónicamente Rafael
Català Polo… en este caso sí hay diferencia ¿verdad?,
Monedero es un populista peligroso que está dando de hostias
al PP, Rouco es un hombre santo que siempre ha ofrecido
hostias en copa de oro, también al PP.
Ahora pregunto al de la sonrisa de hiena, a Cristóbal
Ricardo Montoro Romero… ¿Perseguirá, con sus inspectores, a
ese señor con sotana? ¿Pagará los correspondientes impuestos
como lo estoy pagando yo?..., ¡ya!, aquí también hay
diferencia: el hombre de la sotana le ayudará a entrar en
ese cielo, del que tanta publicidad ha hecho y sigue
haciendo, perdonando todos los pecados, mientras que
servidor le mandaría al infierno, si pudiera, por el abuso
que está haciendo del poder.
En fin, la vida sigue y yo también pero con el temor, en el
cuerpo y en la mente, de que mi declaración de IRPF sea
permanente y no revisable, a pesar de estar jubilado y haber
pagado tantísimo a lo largo de mi vida laboral. Este IRPF se
repite más que los cromos infantiles.
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