Entiendo las críticas provenientes
de quienes no han tenido la oportunidad de ejercer
responsabilidades de gobierno, de quienes jamás recibieron
la confianza de los ciudadanos para gestionar los servicios
públicos, pero disiento de todas aquellas procedentes de
quienes sí ejercieron dichas responsabilidades. Dirigentes
deslegitimados por las urnas tras demostrar durante años la
mayor incapacidad para liderar la transformación de la
sociedad española, y en el caso que nos ocupa, de la
educación en nuestra ciudad.
Quienes hoy critican los programas de ayudas al estudio
llevadas a cabo en los últimos años desde el Gobierno del
Partido Popular, son los mismos que durante años
desatendieron nuestras necesidades en una materia esencial
para el desarrollo de nuestros jóvenes, aquellos que en
siete años fueron incapaces de reducir el número de alumnos
por aulas, los mismos que disminuyeron brutalmente las
partidas presupuestarias destinadas a sufragar los gastos
conveniados en esta materia con la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Todos y todas las ceutíes disfrutamos de un nuevo Campus
Universitario, que atiende a 3.000 personas, de un programa
de remodelación de centros, en colaboración con el
Ministerio, que permitirá la creación de 1.300 nuevas plazas
de enseñanza obligatoria y de un programa de gratuidad de
libros de textos, que beneficia a más de 9.000 alumnos. Pero
además, nuestros alumnos tienen acceso al programa de
refuerzo educativo y social desarrollado por 80
profesionales así como, al programa de ayudas económicas al
estudio dotado con 1.500.000 de euros.
Por todo ello, entiendo la indignación de la secretaria de
educación de los socialistas ceutíes tras comprobar la
sensibilidad del Gobierno de la Ciudad en esta materia, a
pesar de carecer de competencias. La realidad es evidente,
nadie puede negarla, los Presupuestos Generales del Estado y
de la Ciudad están publicados, todos los ceutíes tenemos la
posibilidad de conocerlos, pero además, todos “podemos”
constatar esta realidad con tan solo pasear por nuestras
calles. Obras son amores, que no buenas razones.
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