Las lenguas son los instrumentos más poderosos para
preservar y desarrollar nuestro patrimonio cultural, tanto
el tangible como el intangible. Todas las iniciativas
dirigidas a difundir las lenguas maternas servirán no sólo
para incentivar la diversidad lingüística y el
multilingüismo, sino también para crear una mayor conciencia
acerca de las tradiciones culturales en todo el mundo y
promover la solidaridad basada en el entendimiento, la
tolerancia y el diálogo.
Además de ello, la Declaración Universal de los Derechos
Lingüísticos indica que: “toda comunidad lingüística tiene
derecho a usar su lengua y a mantenerla y potenciarla en
todas las expresiones culturales”, por lo que hay que
defender el derecho a hablar la lengua materna, al igual que
a apreciarla.
En Ceuta, cada comunidad cultural (cristiana, musulmana,
hebrea, hindú, romaní y hasta china) tiene su propia lengua
aunque todos hablen el español por ser la lengua oficial,
mejor o peor según se van integrando las últimas comunidades
llegadas, lo que no es óbice para que las demás comunidades
deban preservar su lengua materna y potenciar su uso. Una de
las comunidades mayoritarias es la musulmana, cuya lengua
materna, el Dariya, lo es de casi el 50 por ciento de la
población ceutí.
Aún así, en muchas ocasiones sobre el Dariya se ciernen las
sombras de la sospecha y la de los complejos. La sombra de
la sospecha, amparada en el miedo a lo que se ignora, hace
que haya quienes crean intuir y prever una serie de absurdas
y ridículas conspiraciones cuyo detonante es que tienen un
habla similar al que se utiliza en el norte del país vecino.
Cuando esta población es tan ceutí o más que el resto de las
comunidades que formamos esta Ciudad. Por ello en vez de
convivir de espaldas unos a otros, debemos abrirnos a
nuestros vecinos y romper con los prejuicios que tenemos,
tal como recuerdan nuestros abuelos que hacíamos
compartiendo nuestras tradiciones y nuestros platos.
Además de ello, muchas veces se ha intentado culpabilizar a
esta lengua materna del fracaso escolar de muchos chicos y
chicas de nuestra ciudad. Lejos de ser un problema o un
hándicap que interfiere en el proceso de
enseñanza-aprendizaje debería ser considerado por quienes
achacan esta variedad lingüística a lo negativo, como un
verdadero mecanismo de inclusión, tolerancia y aceptación a
la diversidad cultural.
Los problemas que influyen en el fracaso escolar de las
futuras generaciones de Ceuta pueden estar relacionados con
diversos factores y/o variables, desde los de tipo
socio-económico hasta los de no acertar con la metodología
empleada, pero de lo que si estamos de acuerdo es del
desinterés del desgobierno local, alegando que no tiene
competencias. Este hecho pone de manifiesto notablemente la
despreocupación gubernamental por un colectivo tan
vulnerable como es la infancia.
En este día de la lengua materna desde el Movimiento por la
Dignidad y la Ciudadanía (MDyC) queremos que nuestras
lenguas, las lenguas de todos sean un símbolo de nuestra
convivencia y una forma de dar a conocer nuestras distintas
culturas a las diferentes comunidades, que sean símbolo de
nuestra convivencia en la diferencia de cada una de ellas.
Juntas, pero no unificadas.
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