El triunfo electoral en Grecia de
los populistas de la izquierda radical “Syriza” enardece a
quienes han pretendido de manera interesada comparar al país
heleno con el nuestro. Sin embargo, existe una circunstancia
concreta que nos diferencia, nosotros evitamos un rescate,
que hubiera supuesto, sin remisión alguna, el
desmantelamiento del Estado del Bienestar, que algunos
cuestionan, pero que hoy disfrutamos todos y todas las
españolas. Entendiendo como tal, aquellos servicios sociales
que recibimos del Estado: Educación, sanidad, subsidios y
ayudas a desempleados, pensiones a jubilados, ayudas al
estudio, etc., etc.
Un rescate esquivado al otorgar mayoritariamente nuestra
confianza a quienes han sido capaces de elaborar, aprobar y
poner en marcha el mayor paquete de reformas estructurales
dirigidas a subsanar la peor crisis de nuestra historia
democrática. Reformas que han permitido, entre otras muchas
cuestiones, establecer una gestión racional de las
administraciones públicas, que ha generado un ahorro
superior a los 18.000 millones de euros. Circunstancia que
ha favorecido la recuperación de nuestra economía al
disminuir el déficit público de los 90.000 millones de euros
en 1012 a los 55.000 millones en 2014.
Datos y cifras que nos alejan definitivamente de las
comparaciones mencionadas, pese al interés electoralista de
quienes niegan la veracidad de los últimos informes
elaborados por diferentes organismos reguladores, que han
situado a nuestro país, junto a Estados Unidos, en las
primeras posiciones en crecimiento económico y creación de
empleo. De hecho, los estudios estiman que en este ejercicio
se crearán 600.000 puestos de trabajo es decir, un millón de
empleos en dos años, y elevan al 2,3% la previsión de
crecimiento. Por tanto, se equivocan totalmente quienes se
empecinan interesadamente en compararnos. España no es
Grecia.
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