No siempre es sabio, pero pocas son las veces que evitamos
acudir al viejo refranero. Nos ofrece piezas como “cualquier
tiempo pasado fue mejor”, “el tiempo cura las heridas” o
“tras la tempestad, viene la calma”. Sin embargo, en
relación con la tragedia del 6F ninguna de estas piezas
sería aplicable. La semana pasada concluía con una marcha en
la que aproximadamente 400 personas se manifestaban entre el
CETI e la valla fronteriza para exigir que no se produzcan
más intervenciones como esa. Lo hacían horas después de que
la Audiencia Nacional devolviese el caso a los tribunales
ceutíes. Sobre la arena de la playa, el presidente de la
APDH andaluza, Rafael Lara, invitaba a la jueza ceutí a que
“fuera valiente” e imputase a las personas que tuvieron algo
que ver aquel día. La imputación se hace efectiva sobre 16
agentes de la guardia civil que tendrán que declarar en los
primeros días de marzo.
El Tarajal es como esas heridas que vuelven a sangrar sin
dar tiempo a que cicatricen. Algunas de las consignas de los
manifestantes –“vallas no”, “papeles para todos”- o el uso
de epítetos como “crímenes” o “asesinatos” por alguno de los
manifestantes dan pie a que el delegado del Gobierno ponga
los hechos en conocimiento de la Abogacía del Estado. A los
guardias no les faltan señales de apoyo político: el
ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, defiende la
legalidad de las actuaciones y los presidentes de Ceuta y
Melilla dedican parte de su encuentro a visitar a los
agentes en la frontera y subrayar que “nadie puede dar
lecciones de humanidad a Ceuta, Melilla o la Guardia Civil”.
Esta semana, también, se conoce que un protocolo regulará la
actuación de los C.F.S.E. ante la llegada de inmigrantes.
A última hora de la noche del lunes, el vicario general de
Ceuta recibe una llamada telefónica. Su interlocutor es un
agente del Cuerpo Nacional de Policía, que le informa de un
acto vandálico contra el Cristo de los Afligidos.
Efectivamente, la hornacina del Puente está rota. El propio
Juan José Mateos declara a Onda Cero que puede tratarse de
un robo sin más –falta la corona de plata- y anuncia que se
realizarán unos trabajos de restauración durante los cuales
la venerada imagen podrá visitarse en la Iglesia de África.
Concluye la semana con un consejo de Gobierno en el que se
elimina la norma de sacar a concurso los contratos
superiores a 500 euros. El Gobierno firma un convenio con
Cruz Roja para prestaciones básicas, que se incrementará en
2015 hasta alcanzar los 900.000 euros y, según datos del
propio Ejecutivo, todos los acuerdos con entidades sociales
suscritos en 2014 superaron los 3.000.000 de euros.
José, un drogodependiente rehabilitado, pide que se mejore
el tratamiento de metadona en el C.P.D., señalando que si no
se hace con cuidado puede generar una dependencia tanto de
esta sustancia como de tranquilizantes. Recordamos la
historia de la renovación de votos a Santa María de África y
nos acercamos a la interesante propuesta del grupo Cosmosoul,
que actuó el pasado viernes en el Pub La Sala.
Y en cuanto al carnaval, reflexionamos sobre la fiesta con
uno de sus más destacados estandartes en nuestra ciudad.
José Manuel Martínez, que recibiera anoche la Caballa de Oro
junto a Javier Salas y Jerónimo Romero, afirma que el
carnaval no alcanza a tener tanta aceptación como en años
anteriores por el carácter derrotista de muchos integrantes
de agrupaciones. Nuestra Edad del Porvenir la dedicamos al
CEIP San Agustín y a su triunfo en Euroscola (qué permite a
diez estudiantes del centro conocer las principales
instituciones comunitarias) y acabamos la semana tratando
varios aspectos sobre el proceloso mundo de la prostitución.
Para el investigador Juan Morillo es necesario que se haga
–“si se practica contra la voluntad de la mujer no es
prostitución, sino trata”, afirma- y la socialista Sandra
López critica que el Gobierno de la Nación afronte esto como
un problema exclusivamente policial.
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