Y de todas las demás firmas de
importancia. Es lo que se lleva hoy, en la sociedad que
estamos viviendo, que si hay época de sequía comercial, esa
sequía hay que atenuarla con lo que sea, aunque haya que
echar mano del santoral.
Fiestas como la de ayer o como otras que llegan en marzo o
en mayo, nada tienen que ver con la Iglesia Católica, creo
yo, y son fiestas colocadas por las grandes superficies,
para que la caja de sus establecimientos no cree telarañas.
Y los comerciales, porque se juegan mucho, en cada envite,
saben el terreno que pisan y el que podrían no pisar, sin
estas fiestas.
Febrero, por aquello de la cercanía de las pasadas
navidades, es un mes de simple recuperación de los gastos
habidos anteriormente. No sería, por tanto, un mes de
compras y para ello se ha creado, desde hace ya muchos años,
esta fiesta con un santo de tercera división, si es que
existió en algún momento, San Valentín de quien dudo que ni
Bertoglio, ni Ratzinger, ni Montini, ni Luciani o Roncalli
hayan tenido muchas noticias fidedignas, en torno a sus
milagros.
El milagro aquí puede atribuirse, sin lugar a errores a El
Corte Ingles en España, con otras firmas importantes y que
“de la nada” se inventaron un santo despilfarrador en
compras, con lo que se libra uno de los meses más parados
del año en lo comercial.
Luego, en marzo, porque todo está muy estudiado, aparece el
día del padre, en el que se venden más corbatas, más camisas
y una gran variedad de perfumes, es otro de los meses más
parados del año. A eso le llamo yo vista comercial.
Sin embargo, la auténtica vista comercial con sus
consecuencias se hizo con el traslado de fechas del día de
la madre. Esta fiesta, de siempre, era el 8 de diciembre,
pero los comercios, los grandes comercios, se dieron cuenta
de que diciembre ya tenía tirón por sí mismo, para él y para
enero, por lo que esa fiesta no iba a dar todo el
rendimiento allí, y mira por donde, con la colaboración de
la Iglesia, se pasó a primeros de mayo, otro mes huidizo de
lo comercial, al menos en la primera quincena.
El calendario comercial estaba ordenado, porque todo lo
demás va por sí solo, con vacaciones, comienzos de curso y
todo lo que va acompañando.
¿Y la Iglesia cuenta algo?. Creo que cada vez menos, aunque
en sus orígenes fueron fiestas en las que intervino la
Iglesia Católica para su difusión. Hoy por hoy, son fiestas
comerciales, no religiosas del catolicismo y la prueba la
podemos tener aquí mismo, más que en ningún otro sitio, por
cuanto aquí los católicos que cada vez se dejan ver menos,
no han sido los que hayan comprado más que los musulmanes en
esta fiestas de San Valentín y no creo que muchos de esos
musulmanes tengan que ver o quieran saber algo de San
Valentín.
Para mí, está muy claro, esos ramos de flores, esos
perfumes, esas corbatas llamativas y todos los demás regalos
que hemos visto ayer, de ellos a ellas o de ellas a ellos,
nada tienen que ver con el mundo de lo santoral, sino con el
tirón de la publicidad, en este mundo que estamos viviendo.
Ahora bien y hay que decirlo, es inaudito que llevemos
viendo, desde hace unos días, que Ceuta es la ciudad con más
tanto por ciento de pobreza y que, en fechas de este tipo,
ni los unos, ni los otros, escatimen lo más mínimo para
llevar el mejor ramo de flores o el perfume más suave. Es la
triste realidad de la sociedad que nos envuelve y en la que
predomina lo superfluo, mientras lo básico se ha ido
marchitando.
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