Esta semana nos vuelven a sorprender un informe del EAPN,
que refleja que Ceuta ha sufrido el mayor aumento de
personas en riesgo de exclusión social, es decir, que cada
día en Ceuta hay más familias sin recursos económicos y sin
posibilidad de mejorar su situación, el informe da unos
números preocupantes y alarmantes en una ciudad como la
nuestra, 39.565 ciudadanos de Ceuta son pobres. Este es el
muevo merito del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
El desempleo y la precariedad laboral determinan los
insoportables niveles de pobreza que sufre nuestra ciudad.
La pobreza está generalmente relacionada con la falta de
ingresos, sin embargo, la pobreza supone mucho más que una
simple falta de ingresos. Las niñas y los niños que viven en
la pobreza carecen de los recursos materiales, espirituales
y emocionales necesarios para sobrevivir, desarrollarse y
prosperar. El que un hogar disponga de algunos ingresos no
significa necesariamente que tenga todo lo que un niño
necesita para empezar bien su vida. Por eso es importante
centrar la atención en medidas multidimensionales dirigidas
a la pobreza infantil más allá de los ingresos y observar si
las niñas y los niños sufren privaciones en varios de sus
derechos básicos, como son la salud, la educación, la
información, la nutrición, el alojamiento, el agua y la
higiene.
El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta, sigue gastando
grandes cantidades de dinero en juergas y cachondeos,
gastando el dinero publico en lo superfluo y no en lo
importante, gastando el dinero publico en beneficiar a
familiares y amigos, en subvenciones y adjudicaciones
directas para programas que en la mayoría de los casos
podrían salir gratis.
La pobreza es un asunto muy complejo que tiene muchas causas
y que se puede considerar a nivel individual o de ciudad. En
el plano individual, si alguien no tiene las aptitudes, la
salud o la oportunidad de asegurarse un trabajo decentemente
remunerado que pueda garantizar sus necesidades básicas, esa
persona caerá en la pobreza o, si ya la padece, nunca saldrá
de ella. Una de las más tristes realidades de la pobreza es
que se transmite de generación en generación. La pobreza en
la infancia es una de las causas originarias de la pobreza
en la edad adulta: los niños o niñas pobres suelen seguir
siéndolo cuando ellos mismos se convierten en padres o
madres, arrastrando a sus propios hijos a una vida de
carencias. De modo que la pobreza crea pobreza, formando un
círculo vicioso. Es fácil imaginar las consecuencias para
Ceuta. Si la población está desnutrida, carece de buena
salud y no ha recibido educación, será muy difícil que la
economía de ese Ceuta crezca.
A nivel de ciudad, son también muchas y complejas las causas
de pobreza. Hubo un momento en el que todas las sociedades
eran pobres. A través de los progresos tecnológicos que
favorecían la producción de artículos de manera más rápida,
barata, eficiente y a mayor escala, así como de los avances
médicos que mejoraban la vida, algunos ciudades han podido
escapar de la pobreza. Sin embargo, muchos están “atrapados”
en la miseria por muchas razones, como conflictos y guerras,
una mala situación geográfica, un mal gobierno y la carencia
de acceso al mercado.
En el caso de nuestra ciudad las razones son muy claras,
tenemos un mal gobierno local, que no sabe o no quiere
gestionar los recursos económicos de nuestra ciudad para
erradicar la pobreza de los ciudadanos de Ceuta, son nulas o
inexistentes las actuaciones políticas llevada por el
Gobierno de nuestra ciudad para intentar rebatir el informe
del EAPN sobre la pobreza en nuestra ciudad. Seguimos viendo
como el derroche del dinero publico va destinado a convenios
y subvenciones adjudicadas directamente por políticos sin
escrúpulos, sin que se den cuenta que en nuestra ciudad hay
que cambiar las políticas, para buscar recursos y
actuaciones para recuperar un sector productivo y dar salida
a todas esas familias sin recursos en riesgo de exclusión
social.
El dinero publico debe ser para solucionar los verdaderos
problemas de los ciudadanos de Ceuta, se debe destinar mas
recursos económicos a los problemas reales de la ciudad,
debe ser prioridad el bienestar de los ciudadanos y el
cubrir las necesidades básicas de los más necesitados.
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