Está más que claro que hay
movimientos, muchos de ellos, que actúan buscando el aplauso
fácil o aparentando algo muy distinto a lo que son y a lo
que representan en la sociedad.
En esos casos, los escrúpulos son inexistentes y, siempre
por caminos tortuosos, tratan de lograr demagógicamente, lo
que la razón no les concederá jamás.
Y en estos dos o tres días últimos quienes no hemos entrado,
ni entraremos jamás, en cargos a dedo y mucho menos en
grupejos que tratan de vivir del cuento, podemos observar
como más que la solidaridad lo que anima, en el interior de
ciertas personas, es un odio y un resentimiento hacia todo
aquello que está ordenado o que trata de ordenarse
correctamente.
Y como siempre, en la parte de enfrente, si aparece el
delegado del Gobierno, tiene que estar y está Caballas, para
dirigir hacia él sus “dardos” envenenados, que en más de una
ocasión le han lanzado.
Particularmente, no soy amigo personal del delegado del
Gobierno, Francisco Antonio González Pérez, con el que habré
hablado, directamente, media docena de veces, si acaso, con
lo que nada hay que me mueva a ponerme de su parte, en un
hecho en el que nada tengo yo que ver.
Sin embargo, cuando vemos como desde ciertos ángulos se le
ha intentado machacar, se le denigra y se le “acusa”, sin
razón, por unos acontecimientos de los que ni se ha dicho
toda la verdad, ni creo que se vaya a decir nunca, en esos
casos, entre la posición de Caballas u otros de su mismo
“trapío” y la posición del propio delegado del Gobierno, me
pongo junto a quienes tratan de mantener el orden, guste o
no guste a toda la progresía barata que tanto está
proliferando últimamente.
Caballas sabe que sus pasos vacilantes, sus titubeos y sus
salidas de tono le están llevando a un callejón sin salidas
y pretenden salvar su propia piel a costa de lo que sea,
incluso a costa del insulto como éste que aparecía ayer en
la prensa escrita:”El único miserable es usted, señor
delegado del Gobierno”, frase de Caballas que desechamos y
lamentamos por su falta de oportunidad.
La llamada Marcha Solidaria estuvo ahí, tuvo la clientela
que tuvo, mucha menos de la que esperaba la propia
organización, pero quienes fueron, merecen todo el respeto a
su decisión de haber ido, ahora bien, quienes no merecen
respeto alguno son aquellos que, al no tener razones o
pruebas concluyentes, se amparan en el insulto y en la
descalificación, para hacerse más importantes.
Ahora, como aquí no puede dominar la razón del más fuerte o
la del que más quiera insultar, de sobra sabrá Francisco
Antonio González Pérez los caminos que puede seguir para
frenar los insultos y las acusaciones injustificadas.
Los otros, esto es, Caballas y quienes les acompañen,
también sabrán el terreno en el que han entrado, un terreno
en el que el barro, la demagogia y la falta de seriedad les
acompañan casi siempre.
Y como de todo hay, aquí también, como en la Viña del Señor,
pues no ha tardado en salir a escena la sensatez, en esta
ocasión representada por Vox, para poner los puntos sobre
las “íes”, desde su punto de vista y calificar la marcha
como “demagogia oportunista de un falso humanitarismo”.
Palabras atinadas de Vox, un grupo con el que nunca he
contactado, es más, no conozco personalmente o no creo
conocer a nadie de Vox, pero su talante, en este asunto tan
desagradable, me hace pensar, a simple vista, que ahí reina
la cordura. Seguro que a esos no les van a seguir
multitudes, grandes cantidades, pero en sí tienen la calidad
del saber estar, saber vivir y conocer sensatamente la
realidad que nos rodea.
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