Una vez más hay que lamentar
agresiones e insultos en un campo de fútbol. Parece que hay
individuos que se consideran aficionados a este noble
deporte que lo único que hacen con su deleznable actitud es
desprestigiar un deporte como el fútbol. Ayer la AD Ceuta FC,
sus jugadores y cuerpo técnico, tuvo que soportar gritos
racistas, insultos e incluso lanzamiento de objetos. Hasta
ahí, y pese a que eso está penado, los integrantes de
cualquier equipo de fútbol están acostumbrado ya que no hay
ciudad donde no existan sinvergüenzas descerebrados que sólo
van al campo para dar rienda suelta a vocabulario de
insultos. Lo más grave es que de esos insultos se pase a las
invasiones de campo y a las agresiones y que además, el
colegiado del encuentro, que es el que tiene que recoger
todos estos incidentes en su acta, lo obvie con la excusa de
que no ha visto nada porque estaba en la caseta arbitral,
corroborando con sus palabras una ceguera galopante así como
también una importante sordera ya que los insultos y gritos
racistas ya se escuchaban en el calentamiento. Además,
algunos integrantes del Sanluqueño también han demostrado
carecer de ese espíritu deportivo y hacer gala de un
apellido que le viene que ni pintado. Juanmi Becerra actuó
como tal, como un mero bercerro que lejos de comportarse
como un deportista se dirigió hacia el bueno de Asián para
envestirle y propinarle un puñetazo en plena cara que le
dejó tumbado en el suelo inconsciente durante unos minutos y
con un tabique nasal maltrecho. para demostrar la poca clase
y el comportamiento animal del que está hecho. A ver si el
Comité de Disciplina Deportiva actúa como debe y dicta una
sanción ejemplar al citado Becerra, así como al club
Sanluqueño por la invasión del terreno de juego, por los
insultos y los gritos racistas, y le deja el estadio cerrado
para todo lo que queda de temporada.
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