La reforma fiscal, el Impuesto sobre Sociedades En la
reforma fiscal que ha llevado a cabo el Gobierno de la
Nación, ha tenido un papel muy importante la reforma del
Impuesto sobre Sociedades. De esta manera y conjuntamente
con la reforma del impuesto sobre la renta de las personas,
se ha tratado de hacer un compendio y establecer mejoras no
sólo en la ciudadanía; aumentando su poder adquisitivo, sino
también en el ámbito empresarial; apostando por nuestras
empresas y fomentando su buena marcha.
De esta manera, se va a trabajar en los dos ejes
fundamentales referentes a los impuestos más importantes de
nuestra nación; el impuesto sobre las personas físicas y el
impuesto de sociedades, por un lado, velando por la renta
del ciudadano a través de un menor tipo impositivo que grave
la renta sobre las personas físicas y, por otro, aplicando
un rebaja en el tipo de gravamen del impuesto sobre
sociedades.
Y es que, para seguir apostando por la empresa, se hace
necesario incluir instrumentos económicos y tomar decisiones
eficaces para hacerlas financieramente más fuertes, ya que
en la fortaleza de las mismas se encuentran, por un lado, la
clave para hacer frente a posibles eventualidades y, por
otro lado, para financiar sus inversiones y crecimiento sin
endeudarse.
Además, no se puede entender ninguna reforma fiscal, sin la
combinación del IRPF y el Impuesto sobre Sociedades como
elementos necesarios dentro de cualquier cambio, lo
contrario, sería hacer reformas a medias y por tanto, no
daría el resultado deseado. Y es que, la empresa necesita de
la ciudadanía y la ciudadanía precisa de las empresas; una y
otra no se entiende si no van acompañadas de reformas
fiscales que se amparen y se complementen.
Además, esta reforma del Impuesto de Sociedades, era
necesaria para hacer más atractiva la actividad económica
empresarial en España.
Por ello, esta reforma va a permitir vislumbrar, a través de
ella, no sólo el crecimiento empresarial y por ende la
creación de empleo, sino también la consecución de ventajas
que les permitan hacerse cargo de sus propias inversiones
sin necesidad de endeudarse.
Con la reforma del impuesto de sociedades el tipo de
gravamen se reduce del 30% al 28%, en 2015 y, al 26%, para
el año 2016, situándose por debajo del tipo de los
principales socios comerciales como Alemania, Francia o
Italia.
De tal manera que, en palabras del Gobierno de la Nación, el
nuevo impuesto sobre sociedades, incorpora medidas para
fomentar la competitividad de las empresas y simplificar las
deducciones, todo con la finalidad de facilitar el
crecimiento de las empresas y la creación de nuevos empleos.
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