Lo hemos dicho en repetidas
ocasiones, “Caballas no tiene razón de ser”, y no lo tiene
porque no sabe o no quiere conjugar sus palabras con unos
hechos que avalen esas palabras.
Y ahora “más de lo mismo”, cuando salen al paso sobre las
obras de La Marina, que son el escaparate de lo que no se
debe dar en Ceuta.
Y es que, si Caballas uniera sus palabras, aunque fuera sólo
ahora, a sus acciones, lograría que los que somos totalmente
escépticos a sus actuaciones, de hecho, podríamos cambiar la
imagen que tenemos de ellos y quienes son contrarios, por
cuestiones de partido, a lo que ahora es Caballas, podrían
ver, en este grupo político, una seriedad que ni ahora
tiene, ni ha tenido nunca.
Y todo, lo repito, por no adecuar sus palabras a sus hechos,
ya que esas amenazas con llevar a la fiscalía la
“irregularidad” en la obra de La Marina, con sólo entrar en
el despacho del presidente, se cambiarán “en el abrazo del
oso” y lo que hoy dicen que es negro, en tres segundos lo
harían cambiar a color de rosa.
Tal y como llevamos diciéndolo, desde hace semanas, ahora
con las campañas electorales abiertas, las gentes, por un
voto, son capaces de firmar “ que fueron ellos los que
mataron a Manolete”, y eso que la casi totalidad de estos
jamás han asistido a una corrida de toros.
Y repito que las palabras, ahora al menos, de Caballas, y en
este asunto, van a tono con lo que hay en las obras y con el
intento, desde la Ciudad de que “el Gobierno no quiere que
las elecciones se celebren con el centro de la Ciudad hecho
una escombrera”.
Así están las cosas, el PSOE habla poco, no sé si para bien
o para mal, los demás grupos van a lo suyo y ya tendrán la
oportunidad de hablar cuando estén más cerca las elecciones,
con lo que los dos que “se reparten el bacalao” son los que
hacen el “paripé”, unos hablando y “aparentemente”
denunciando, mientras que los otros están guardando silencio
y haciendo lo que consideran, sin serlo, lo más conveniente.
Caballas apunta a que la obra lleva ocho meses en ejecución
y se ha levantado la mitad del paseo, pero que los
materiales no se han reciclado ¿Por qué? Y Caballas insiste
en algo más, al indicar que “la retirada de materiales está
contemplada en el proyecto y en el presupuesto a cargo del
contratista ...”.
Mucho lío, si fueran ciertas las palabras de Caballas, pero
ahí tengo que quedarme “en las palabras” que viniendo de
quien vienen no son muy de fiar.
Naturalmente y a nadie debe extrañar, aunque del uno para el
otro suelen ser palabras huecas, el presidente de la Ciudad
asegura que lo que pretende Caballas es “despertar un clima
de suspicacias que no tiene sentido alguno”. Aquí hay una
aparente rotundidad pero como, desde hace tiempo, todos nos
conocemos, es preferible no profundizar más en la “herida”
para no hacer más sangre, a pesar de que Juan Vivas diga,
rediga y vuelva a decir, sobre la obra de La Marina que “la
obra se está siguiendo con un criterio técnico de absoluto
rigor, en cuanto a la trasparencia y las certificaciones, de
la obra”.
Las frases, hasta aquí, perfectas, pero la obra sigue como
sigue y lo que sí “debemos admirar” es la actuación circense
o de equilibristas que mantienen los de Caballas frente a
Juan Vivas, o a la inversa, para hablar mucho, decir poco y
que las cosas sigan como estaban.
Y ya que estamos en las palabras de unos y de otros ¿Juan
Vivas no tiene ningún reserva para salir a dar explicaciones
de las cosas importantes?. Esto es sintomático, sin que
queramos decir que están ahí como mudos, ¿Porque lo son o
porque no les dejan hablar?
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