Hasta hace poco este actualmente mediático personaje, no se
conocía, y no era la comidilla de muchos círculos sociales,
hablo de Pablo Iglesias, el actual líder de Podemos. Se ha
bastado de unos meses y de un movimiento social para darse a
conocer de manera explosiva y conseguir 5 escaños al
Parlamento Europeo. Desde que este personaje irrumpió al
mundo mediático, siempre me ha gustado escucharle, a pesar
de no compartir sus ideas políticas, hasta el pasado sábado
lo consideraba como un posible candidato a dirigir esta
país. Después de ver su actuación el pasado sábado en una
entrevista de televición, pude reafirmar que pobre de España
si algún día esta personaje tiene responsabilidades de
gobierno.
De Podemos se ha dicho ya de todo a estas alturas, tanto
desde la más absoluta alabanza que roza lo religioso, hasta
las más absolutas aberraciones en contra suya. Uno de los
aspectos por los que más se les ha criticado ha sido por la
cuestión programática: ¿cuál es el programa de Podemos?
También aquí hay posturas radicalmente enfrentadas: desde
quienes les acusan de no tener ninguno hasta quienes
advierten sobre un programa oculto de extrema-izquierda, con
la eliminación de muchas de las libertades que hoy
disfrutamos en nuestro país. Solo hay que comprobar
diariamente las noticias que nos llegan desde Venezuela en
contra de la libertad de los ciudadanos, país de referencia
democrática para Podemos.
En cuanto a los datos objetivos sobre el ideario o programa
de Podemos, tenemos poco: el Manifiesto que dio el
pistoletazo de salida al nuevo partido antes de las
elecciones europeas de 2014, el programa electoral de esas
mismas elecciones, los documentos fundacionales del partido,
y el reciente documento económico redactado por Torres y
Navarro. Lo demás son las declaraciones de sus propios
dirigentes en mítines, entrevistas o medios de comunicación.
A lo que hay que añadir lo que cada cual cree o imagina que
también es parte de ese ideario o programa de Podemos. Esto
último se debe a dos factores: a la ilusión generada por el
partido, que hace creer a muchos, ingenuamente, que Podemos
representa lo que él piensa (aunque Podemos nunca lo haya
manifestado así), y por otro lado a la calculada ambigüedad
de este partido que, en muchos asuntos, ni dice sí ni no,
por ejemplo, sobre la república, sobre Ceuta y Melilla y
otros temas.
Sea como sea, el ideario concreto y el programa completo de
Podemos es, hoy por hoy, un misterio, un enigma que no se
resolverá hasta que el partido elabore el programa electoral
con el que se presentará a las elecciones generales. Esta
incertidumbre es la que da pie a hipótesis sobre cuál será
ese programa: si realmente existe ya en las cabezas
pensantes del partido, o si se va haciendo sobre la marcha.
No voy a entrar aquí en si ese programa existe realmente o
no, pero vamos a asumir como hipótesis que sí al objeto de
tomarlo como excusa para este texto. Voy a suponer que los
líderes de Podemos tienen un programa oculto, una serie de
medidas político-económicas concretas y coherentes entre sí
que forman todo un programa de acción política. Y voy a
suponer que se trata de un programa de transformación
socialista de la sociedad, es decir, un programa de
sustitución de la monarquía por una república, de
nacionalización de los principales recursos energéticos, de
la banca y las grandes empresas, de escuela pública, única y
laica, sin enseñanza privada ni concertada, de radical
separación de Estado y religiones, etc. Y vamos a suponer
también que Podemos tiene oculto ese programa socialista
como parte de una estrategia calculada para ganarse el voto
de las capas medias más allá de los asalariados, y no
asustar a las clases altas. En su lugar, Podemos presentaría
un programa descafeinado y edulcorado para luego, una vez en
el poder, llevar a cabo su auténtico programa.
Una hipótesis así suena a conspiración. No obstante, tampoco
es totalmente irracional llegar hasta ella a partir de
varios factores. Por un lado, hay que tener en cuenta que
los dirigentes de Podemos no son estúpidos ni pardillos,
sino estudiosos de las ciencias políticas y sociales, y que
conocen bastante bien los mecanismos políticos y
sociológicos que condicionan las elecciones, las luchas
políticas, etc. También está el hecho de que gran parte de
sus dirigentes proceden de partidos políticos de izquierdas,
sobre todo Izquierda Unida e Izquierda Anticapitalista,
partidos claramente socialistas.
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